Instituto Electoral del Estado de México

060210-1a

En verdad desde antes de la matazón de los muchachos de la fiesta deportiva la semana pasada en Ciudad Juárez y las balaceras de Torreón, ya habíamos reunidos todos evidencias de cómo el país se ha ido pudriendo de manera miserable y posiblemente también irremediable, sin compostura ni explicación, pues a estas alturas del desconcierto ya no tenemos siquiera la ilusión de llamar a los señores funcionarios del paradójico “gabinete de seguridad” quienes van a ver a los también estériles señores diputados a perorar durante horas y resistir la metralla verbal de los padres conscriptos para no decir absolutamente nada.

¡Venga a explicar la estrategia! dicen los legisladores desde el atril de su oratoria vacía, como si la dicha fórmula de trabajo no hubiera sido ya expresada y masticada hasta la saciedad por los mismos caballeros en ocasiones similares.

Si matamos (o aprehendemos) a los malos uno más uno, llegará el momento de su extinción. Los cazaremos como los blancos hicieron con los búfalos o los traficantes de cuernos afrodisíacos terminaron con los rinocerontes; así como terminamos con los lobos del monte y los jaguares de la jungla.

Así como al “Barbas”, como al “Rama”, como a tantos otros caídos en combate en medio de esta guerra extravagante donde no se sabe ni dónde está ni quien es el enemigo y por eso se aplica la estrategia inmortalizada por el general Chin-gón (coetáneo de Sun Tsu): los palos del ciego.

Pero la hidra es terca y no han logrado acabar con ellos, antes hemos visto como ellos (y en plural pronombre agrupo a todos los malos del mundo) crecen y se multiplican e hinchan la tierra y de ella se enseñorean lo mismo en esta país o en Colombia, nación cuyos quebrantos tanto se nos parecen.

Si, vengan, vengan ¿Y cuando terminen sus análisis y hayan mostrado sus gráficas y sus tablas y sus datos comparados y sus estadísticas de chicle? Pues nada, la realidad seguirá hablando con sus bocas de fuego, con sus pistolones mata policías, con sus policías sin pistola; sus caravanas de enormes camionetas llenas de tiradores, de sicarios, de matarifes, de asesinos, en un recorrido por México cuya constitución apenas ayer dizque celebramos en medio de la inconsistencia.

Pero no se vayan a molestar por la presencia incómoda de periodistas y curiosos; los vamos a llamar y cerraremos la comedida puerta –como ya se ofrece desde el Senado para una comparecencia de los jefes militares y el responsable de la política interior, el señor Fernando Gómez Mont (cuyo tratamiento para la obesidad comienza a ofrecer evidencias)— y así a solas podremos analizar qué sucede en esta tierra roja cuyo paisaje cada vez más se parece a la canción de Lara con una Granada de sangre y de sol.

“La Junta de Coordinación Política del Senado acordó que las comparecencias de los secretarios de Gobernación, Marina, Defensa Nacional y de Seguridad Pública, así como la del titular de la Procuraduría General de la República (PGR) sean privadas ante esta instancia.

“En entrevista, el senador Santiago Creel dijo que en la reunión de este día la Junta de Coordinación Política determinó que las comparecencias se efectuarán ante este órgano y no ante comisiones, y que se llevarán a puerta cerrada ante lo delicado de los asuntos a tratar”, dijo la prensa el pasado jueves.

Lo anterior nos debe mover a suspicacia: ante lo delicado de los asuntos a tratar cerramos el portón y nos arreglamos en la discreta oscuridad de la sesión secreta. Y si no es secreta por lo menos es discreta ¿Y no son más delicados los crímenes masivos y el reguero de muertos día con día en cualquier parte de la patria? Pero en la dicha información hay algunas otras bellezas:

“Precisó (el siempre notable Santiago Creel) que en la reunión de hoy (miércoles) los integrantes de la Junta acordaron que también comparezca el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, con lo que deberán presentarse ante el Senado los cinco miembros del gabinete de Seguridad Nacional.

“El ex secretario de Gobernación señaló que en las comparecencias también estarán presentes los integrantes de la Junta y los senadores que conforman la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional y que lo que ahí se trate será difundido de manera pública (tras un conveniente y esperanzador maquillaje) cuando finalicen las comparecencias”. Y de esa manera, les faltó decir, seremos todos felices y comeremos perdices.

Para entonces los periodistas con amigos en el Senado ya tendrán una versión desde cada punto de vista y los afines al PAN se apresurarán a divulgar cuanto a Felipe Calderón le convenga y respalde, mientras los legisladores de otros partidos esparcirán otra clase de comentarios y entonces de nada habrá valido todo este esfuerzo verbal (de por sí estéril de origen) y las cosas seguirán exactamente como el día anterior; es decir, al día de la metralla y el asesinato.

Y así seguiremos caminando al infinito del despeñadero como los “lemming” hacen, como las ballenas tiradas en la arena seca de las playas donde se mueren sin remedio ni provecho. Por cierto, los “lemmings”, una especie de roedores miomorfos, no se suicidan en masa; pierden el sentido de la orientación por los cambios topográficos en su entorno y entonces van a dar a donde no querían ni les conviene, pero suicidas o extraviados se parecen a nosotros los mexicanos sin rumbo ni destino claro.

Pero en fin. En medio de este baño de sangre tenemos tiempo hasta para celebrar (o hacer como si celebráramos) algunas cosas.

Por lo pronto en este mes el nonagésimo tercer aniversario de la Constitución; el centésimo quincuagésimo de las Leyes de Reforma; el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Y obviamente en esta síntesis de los jolgorios no anoto el tradicional puente “Guadalupe Reyes” ni todas las ferias patronales y cosas parecidas.

Pero mientras eso sucede el siempre elocuente secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont nos advierte del deterioro de la política y para su contención y remiendo, nos conmina a aprobar la reforma propuesta por su jefe a la cual ya le han salido virtudes mágicas, como aquellas prometidas por el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien la halla financieramente superior a la también inexistente y distante “Reforma fiscal”. Habrase visto…

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Pero si hablamos de Ciudad Juárez y de un plan integral para su asistencia y ya nos encontramos con voces cuya desesperación les aconseja pedirle al Presidente inmediata mudanza al viejo Paso del Norte, como si fuera Don Benito, para ver si así se halla la redondez del rectángulo, bien vale la pena hacer un poco de historia.

Este redactor ha dicho en repetidas ocasiones cuál es una de las fuentes de la pudrición social de Juárez: la condición de patio trasero para solaz y tranquilidad de los soldados estadounidenses del fuerte Bliss y la base aérea de White Sands, así como la permisividad de la Federación ante una vida fronteriza relajada a favor de los intereses de la soldadesca gringa y donde todo se permitiría: el contrabando, la prostitución, la pornografía en todos sentidos, mientras los políticos locales actuaban más como gerentes de un burdel y muy poco como dirigentes sociales ante la complacencia y complicidad de sus diputados y senadores.

Los jóvenes estadunidenses menores de 21 años bebían y se iban de putas en Ciudad Juárez; no en su casa. En Chihuahua les sobraban expendios de mariguana; allí se podían divorciar sus padres en cinco minutos o abortar sus novias en los consultorios clandestinos disfrazados de servicio dental.

Pero alguien lo dijo mucho antes y mejor de cómo este redactor podría aspirar. Fue Fernando Jordán, uno de los más grandes periodistas de la historia de México. En 1956 escribió esto:

“Es Ciudad Juárez una edición más antigua y por tal más depurada de Tijuana, la pecadora, allá en la península bajacaliforniana. Es la repetición en escala mayor de todas las ciudades fronterizas: Nogales, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros. Pero quizá entre todas es la más consciente y calculadora, la más pura en su intención dentro de su ética perversa.

“Acaso sea influencia del nombre del Patricio, el caso es que Juárez, si se hace caso omiso de su avenida donde todo es cantinas, hoteles equívocos y soldados (americanos) borrachos; es una ciudad como otras con la diferencia de que precisamente por la presencia de esa doble avenida, se supera trata de superarse en la presentación de sus colonias residenciales en su comercio, en su cultura, y en sus centros de sana diversión.

“Lo demás, lo que acaba de mancharla con una culpa que no es enteramente suya le viene de su aduana y de la trata de blancas que ni siquiera llena los bolsillos de los juarenses, sino de los encumbrados emboscados que cobran como si fuera mercancía de paso, por una ciudad con gabelas, una cuota fija por cada mujer que llega a distraer y a embriagar la ingenuidad imbécil de los turistas baratos.”

Y en esas mismas condiciones los mexicanos vimos sin hacer nada, como si todo ocurriera en un mundo distante y ajeno, los constantes feminicidios de la era maquiladora cuya avalancha dislocó la escasa normalidad de la vida social.

Eso pasa allá, decíamos todos. Así es Juárez, “Juaritos”.

Y hoy nos llena de horror todo cuanto vemos a cada paso. Ahora si nos preocupa Juárez, pero por desgracia de los dientes para afuera. Nadie hará algo por esa ciudad. Ni el gobierno federal ni el célebre plan integral surgido como una ocurrencia del momento, para salvar la declaración de coyuntura por el Presidente de la República y cuya necesidad apenas ahora se descubre, cuando ya es demasiado tarde.

Queremos aplicar radioterapia –para usar una idea de Clara Jusidman—cuando la metástasis ya es irreversible.

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Javier Corral es el segundo político panista cuyo afán protagónico lo empuja al borde del barranco. Al menos del abismo verbal cuando la lengua se convierte en peligroso tobogán.

El alcalde de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández Garza habló de la forma como el cártel de los Beltrán Leyva habría comprado la seguridad municipal. Sus opositores, a quienes luego venció en las urnas le pidieron explicaciones en torno de la forma como se hizo de tal información, de sus contactos, de sus cercanías.

Para compensar sus indiscreciones anunció después la formación de comandos de exterminio con lo cual el avispero se alborotó peor todavía.

Ahora le toca a Javier Corral quien acusa a quienes lo vencieron electoralmente de haber recibido dinero puerco y da a conocer cómo grupos del narcotráfico en Chihuahua se le acercaron con intención de patrocinio cuando era candidato al gobierno del “estado grande”.

Los diputados priístas enviaron un extenso comunicado el jueves pasado para decirle al legislador panista:

“Primero, sobre que las campañas resultan beneficiadas con dinero ilícito, el diputado Corral tiene que probar tal afirmación, ya que ni siquiera la FEPADE (Fiscalía Especializada Para la Atención de Delitos Electorales) se ha atrevido a hacer este señalamiento.

“Segundo, el diputado Corral acepta haber sido contactado por las mafias del narcotráfico, el año 2004, y rechazó la oferta que le hicieron, dijo.

“Le preguntamos desde aquí: ¿denunció este hecho ante la Procuraduría General de la República? Si es así, que muestre copias de la denuncia levantada.

“Tercero, dice también que le dijeron que cometía un error al no aceptar ese dinero ilícito. Desde aquí lo conminamos a que diga quienes fueron los que le pidieron aceptara esos recursos”.

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Una vez más el higrómetro y el pluviómetro vienen en auxilio de la desastrosa condición de la Cuenca de México.

Dos días de lluvias “atípicas” y se vienen encima todas las desgracias de la inundación. Más de cinco mil familias damnificadas en 24 horas; reventado el Río de Los Remedios y en la mañana de ayer el Canal de la Compañía y otras de las muchas obras hidráulicas con cuya construcción se ha querido resolver un problema sin solución: ¿como desaguar una enorme cazuela en cuyo interior se echa cada vez más agua?

Estos problemas no le pueden achacar únicamente a la autoridad actual: son producto de la estupidez codiciosa, del desastre inmobiliario, acumulados por quienes desde hace años permiten más y más asentamientos en la ciudad; más edificios; más aguas negras, menos aprovechamiento del agua pluvial.

La conurbación del DF y el Estado de México simplemente se parece a Ciudad Juárez: tampoco tiene remedio.

Sin embargo se deben destacar las actitudes de los gobiernos locales sin por eso pasar por alto la paradoja. Cuando se reventó Valle Dorado fue por falta de mantenimiento. Ahora, durante el mantenimiento.

Por eso José Luis Luege aprovecha y lleva (ahora sí) el agua (de la inundación) a su molino: se los dije.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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