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El secretario de Gobernación giró cheques en blanco y, lo peor, de una chequera ajena; es decir, hizo compromisos cuyo cumplimiento excedía sus capacidades y dejaba en el limbo a quien nunca debe habitar ese lugar: el Presidente de la República

Compelido quizá por la metralla de murmuraciones, columnas adversas y periodicazos de distinto calibre (presagio según los enterados de su expulsión del gabinete), Fernando Gómez Mont, el aún secretario de Gobernación, ha decidido divulgar algunos detalles sobre su salida de Acción Nacional, con lo cual confiesa tardíamente sus pecados.

En una de ellas se reproduce este diálogo cuya elaboración parece provenir de un cuestionario en el cual quien ofrece las respuestas es el autor de las preguntas. En esa conversación sólo quedan en claro dos cosas: el secretario de Gobernación giró cheques en blanco y, lo peor, de una chequera ajena; es decir, hizo compromisos cuyo cumplimiento excedía sus capacidades y dejaba en el limbo a quien nunca debe habitar ese lugar: el Presidente de la República.

—¿Cometió un error al no informarle al Presidente (Reforma)?

—“Fue un problema de comunicación. Ciertamente acabo siendo, y asumo la responsabilidad, un error en la operación política de los temas”.

—¿Nava sabía?

—“Al actuar me comuniqué con el presidente del partido. El ámbito de esas comunicaciones está protegido por la reserva que está obligado el secretario de Gobernación. El Licenciado César Nava tuvo conocimiento de lo realizado con mucho más detalle que el Presidente de la República y en tiempos distintos que el Presidente de la República”.

“Hay circunstancias que explican el problema de comunicación: el Presidente de la República terminaba en diciembre el tema del paquete financiero; estaba preparando la reforma política; preparaba su viaje a Copenhague. Y el secretario de Gobernación estaba preparando una intervención quirúrgica personal que (se) hizo que hasta el final de diciembre fuera un espacio de falta de conexión entre los diversos actores de esta historia”.

Pero de acuerdo con la entrevista, nada más quedan en claro dos cosas: cuando un error “de comunicación” (eufemismo para encubrir un error de disciplina y tacto) termina por convertirse en “un error en la operación política de los temas”, el autor de ese desaguisado mejor haría en irse a cometer dichos errores en su despacho personal.

También hay un planteamiento rotundo: “asumo la responsabilidad”. ¿Cuál? ¿Saltarse las trancas? ¿Ignorar al Presidente? ¿Confundir las áreas de operación? La pregunta siguiente es: ¿cómo se asume la responsabilidad cuando se comete un error de esas dimensiones?, merced al cual el partido queda mal y el gobierno en ridículo.

No por lo ocurrido, sino por la forma como ocurrieron las cosas. ¿No hay siquiera un teléfono rojo para avisarle al Presidente cuando se hace un pacto? Esta parte de la entrevista habría sido suficiente en los tiempos idos para fulminar a un funcionario:

“El Presidente está ajeno porque los secretarios de Estado asumimos con toda autonomía nuestra responsabilidad. No le estamos pidiendo permiso al Presidente para todo. Vemos las condiciones en las cuales los compromisos que tomamos puedan cumplirse o no”.

“… no le estamos pidiendo permiso al Presidente para todo”, dice FGM. Pues no para todo, pero obviamente sí para decisiones en las cuales se compromete su actitud y el rumbo de su estrategia política. La lógica del cinismo dice: mejor pedir perdón y no pedir permiso. Pero en este tipo de asuntos tan delicados, donde el secretario de Gobernación deja colgado de la brocha a su jefe y luego hace como si el abandonado en el vacío hubiera sido él, no queda sino el rayo del cese.

Por razones mucho más pequeñas, José López Portillo se deshizo de Jesús Reyes Heroles, quien tenía la compulsión de manipular columnistas para ensalzar su figura y hacer a un lado la autoría de JLP en la reforma política de 1977.

VIZCARRA

“Con fundamento en las disposiciones en el artículo 114, párrafo segundo, así como en el artículo 20 de la Ley del Estado de Sinaloa, presento ante este honorable Cabildo mi solicitud de licencia de separación definitiva de mi cargo”, dijo Jesús Vizcarra, y todos los integrantes del Cabildo le dijeron sí, incluyendo los partidos opositores al suyo (PRI).

La única pregunta ahora es si el senador Malova acepta la decisión de su partido, pues Vizcarra no renuncia sino para contender por el gobierno del Sinaloa con el apoyo del PRI. Ahora solamente faltaría ver al senador propuesto por alguna otra fuerza opositora a quien lo llevó al Senado.

César Nava, entre otros, se relame el mostacho.

EVANGELIO

“Es urgente superar definitivamente la anticultura del fraude —dice el documento de los obispos donde se analiza la realidad política nacional—, de los privilegios de unos cuantos, y consolidar procesos de instituciones que permitan la representación de toda la sociedad a través de métodos transparentes y autoridades legítimamente elegidas a las que los ciudadanos les puedan pedir cuentas de su actuar.

“Vivimos una crisis de legalidad. Los mexicanos no hemos sabido dar su importancia a las leyes en el ordenamiento de la convivencia social; se va debilitando el tejido social, se han relajado las normas sociales”.

¿Eso lo escribió AMLO o la Conferencia del Episcopado?

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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