Instituto Electoral del Estado de México

Hoy, evidentemente sin banderas llamativas y con poco arrastre entre el electorado, nada más se refugia en actos simbólicos como “cadenas humanas” para protestar por leyes en curso, como las de telecomunicaciones o en nostálgicas defensas de la expropiación petrolera.

“Temprano fue siempre demasiado tarde”, advierte Marguerite Durás sobre la vida azarosa de su personaje en El amante. Fue un poco su infeliz biografía y su definición, a fin de cuentas.

Lejos de los conflictos emocionales, el Partido de la Revolución Democrática, en la temprana circunstancia de sus veinticinco años parece haber llegado, ahora sí, demasiado tarde a su cita con la historia. Al menos con la historia política nacional.

Si bien en este lapso ha gobernado en doce estados de la República y se ha significado por su afianzamiento al parecer imbatible en la ciudad de México, el PRD no parece haber logrado ni siquiera aquí los grados de buen gobierno suficientes para hacer de la izquierda un caso concreto de eficacia, honestidad y calidad en la obra pública.

Sus mejores triunfos electorales, los de Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López en el DF, quedaron empañados por la deserción de ambos en pos de la presidencia de la República, candidaturas para las cuales fue necesario desdeñar el interés y el voto de los ciudadanos del DF, quienes en ellos habían confiado. Total, ni lo uno ni lo otro, pero a pesar de ello no hay quien les arrebate una clientela electorera.

Y para como se ven las cosas en las casas vecinas (el PRI inmortalizado por el De la Torre y el PAN ausente en las zonas proletarias, es decir casi todas), no perderán ese control así surjan docenas de casos como la Línea 12.

Muy temprano se les hizo tarde. Y muy tarde, paradójicamente, advierte su fundador, el señor ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, el riesgo de ruptura al cual se enfrentan. Grave deserción le llama a la salida de AMLO y la posterior fundación del “Morena”. Pero quizá lo más grave haya sido su histórica tendencia a reunirse como un muégano y desbaratarse como una charamusca al sol.

La izquierda, heredera de los aguerridos movimientos de inspiración bolchevique del Partido Comunista, con sus hazañas de armas y sus historias de sombra y luz, sus movimientos sociales, su extraño financiamiento, sus arcas repletas con el “oro de Moscú” y todas aquellas leyendas, en nada se parece a la organización dialogante cuya habilidad hizo posible el funcionamiento —entre otras cosas—, del “Pacto por México”. Mucho menos al “Bejaranismo” lépero.

Hoy, evidentemente sin banderas llamativas y con poco arrastre entre el electorado, nada más se refugia en actos simbólicos como “cadenas humanas” para protestar por leyes en curso, como las de telecomunicaciones o en nostálgicas defensas de la expropiación petrolera.

“…nos encontramos más lejos que cerca de lo que nos propusimos y nos comprometimos a construir hace 25 años”, dijo en tono lamentoso el ingeniero Cárdenas quien podría regresar la presidencia del PRD a su origen: él mismo.

Temprano ha sido demasiado tarde.

elcristalazouno@hotmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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