Instituto Electoral del Estado de México

El punto más polémico es la autonomía del Instituto Federal de Telecomunicaciones, al cual los diputados le miran pocos dientes. Bueno, Suárez, el jugador uruguayo tan proclive a la mordida, posee una dentadura más notable.

Las reformas antes llamadas estructurales y hoy consideradas simplemente indispensables, entre las cuales ahora destacan no por su vigencia, sino por su compleja elaboración legislativa llena de tropiezos, chantajes y bloqueos, es decir, las de telecomunicaciones y la celebérrima cuanto polémica e interminable energética (debería sed de energía simplemente, pues una reforma no es por sí misma generadora de fuerza alguna), han tenido al Senado como cámara originaria, lo cual genera no sólo celos, sino irritación entre muchos diputados.

—Nos han dejado, dice el diputado (MC) Ricardo Mejía Berdeja, “colgados de la brocha”.

Hace un par de días, en la Cámara de Diputados, grabé con varios representantes populares, de distintas tendencias y partidos (Marta Gutiérrez, del PRI; el ya citado Mejía y la diputada Aleida Alavez, del PRD) una mesa redonda en la cual se debatió la futura reforma de las telecomunicaciones, la cual si bien ya existe como logro político legislativo, derivado del Pacto por México en el terreno constitucional, no tiene todavía las reglas de operación derivadas de sus leyes secundarias.

El punto más polémico (como lo podrá ver quien desee sintonizar el Canal del Congreso el próximo miércoles a las 21:00 horas) es la autonomía del Instituto Federal de Telecomunicaciones, al cual los diputados le miran pocos dientes. Bueno, Suárez, el jugador uruguayo tan proclive a la mordida, posee una dentadura más notable.

Pero fuera de esa alusión, la diputada Alavez, por ejemplo, considera grave la merma real en la capacidad autonómica del instituto, lo cual le deja más atribuciones –dice ella– a la Secretaría de Gobernación y estorba por ese solo hecho la “ciudadanización” del quehacer de los actores implicados en la poderosa actividad de la comunicación.

Los diputados sienten lejana la participación de quienes a la larga deberían ser los reales beneficiarios de esa reforma, los ciudadanos, en tanto (especialmente desde las oposiciones) se sigue comprando la especie de un intento de censura y una limitación franca de la libertad de expresión, especialmente en el uso de las redes sociales y la internet.

—La libertad —dice la diputada Gutiérrez—, no debe ser conculcada ni agredida. “Debe ser respetada plenamente y deben quedar muy claros los casos de regulación para evitar los delitos posibles a través de la red, como sucede en casos de pornografía infantil  secuestros y otros delitos”.

Pero en términos amplios la discusión oscila entre dos puntos: ¿debe ser esta reforma un instrumento de mejoría para la industria en su conjunto, o debe ser una herramienta principalmente a favor de los ciudadanos?

Y lo más interesante: ¿por disciplina partidaria cederán sus potestades los diputados o le meterán la mano en serio a los documentos provenientes del Senado?

No queremos ser simples espectadores. Hay mucho por hablar en materia de las radios sociales y comunitarias; hay mucho por discutir en torno de la gratuidad de los servicios de una necesaria internet universal; es muy importante retomar el proceso interrumpido para la licitación de las nuevas cadenas de televisión…

Y no queremos ser simples espectadores, han dicho.

racarsa@hotmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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