Instituto Electoral del Estado de México

Incendio Guarderia Hermosillo

Fin de semana con Rafael Cardona

En 1994 Juventino Castro señaló un fenómeno desde entonces real pero encubierto. Diríamos, fue como F. Fleet, el vigía del Titanic, cuyos catalejos observaron en la distancia una amenazadora masa de hielo. Se lo dijo a Robert R. Lee, quien le avisó a James Moddy, cuya alerta llegó al primer oficial William M. Murdoch quien ordenó de inmediato virar a estribor y comenzar la contramarcha.

Pero ya era demasiado tarde.

Como tardía fue en 1994, a fines del siglo pasado, la advertencia del magistrado Castro y Castro:

“La sociedad mexicana contemporánea pasa por una grave crisis: no tiene confianza en la procuración e impartición de justicia que se le ofrece. Ello se contradice en una falta de confiabilidad y de entrega que amenaza convertirse en una cultura permanente de confusión, temor y rechazo. Es imprescindible rescatar para México la satisfacción y el ajuste de los mexicanos a su justicia.

“Nos es indispensable esa ubicación, esa mística y esa esencia. Pero construir bases de actuación que prontamente se abandonan, se ignoran o se cambian, condicionados a una contingencia administrativa ciertamente no se traduce en obsequio de la confiabilidad que perseguirnos… la queja nacional –entre otras–, es la ausencia de limpieza en la justicia, en todas sus ramas, en todos sus grados.

“Ante los constantes cambios… se podría dejar la impresión de que nunca se tuvo en el sexenio administrativo ni un programa ni una voluntad, ni una congruencia para tratar de encontrar un nuevo camino en la Procuración de Justicia.”

Pero esa grave crisis se ha convertido hoy en una certeza descorazonadora: la justicia es algo imaginario, simbólico, distante de los hechos de cada día. Y en este sentido somos como el “Titanic”.

Y no habíamos visto este desastre de manera tan concentrada, tan evidente y tan dolida como en los días siguientes al pasado cinco de junio, fecha literalmente grabada a fuego en la conciencia nacional pero de manera inadmisible esquivada por los gobiernos estatal de Sonora y federal de la República, para quienes el impune infanticidio múltiple es apenas una oportunidad para embestir recíprocamente contra el enemigo político, mientras ambos se escabullen de cualquier investigación seria.

Mientras la lenidad y apariencia juegan en la cámara de los espejos, las quejas, los lamentos y los muertos aumentan en intensidad y número ante los impasibles ojos de medio mundo. Nadie ha hecho nada en realidad excepto lanzar promesas, condenas y palabras al aire.

Como sea hay algunas actitudes y declaraciones cuyo contenido vale exponer no por credulidad hacia quienes las han vertido, sino como una forma de recordar los compromisos hasta ahora incumplidos.

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Patricia Duarte, madre de uno de los niños muertos en la hornaza ABC, al salir el miércoles pasado de la Suprema Corte de Justicia cuya intervención en las investigaciones pidió en nombre de todos los afectados, sintetizó en muy pocas palabras la verdadera naturaleza de todos estos disimulos eslabonados hasta forjar la irrompible cadena de cinismo cómplice de nuestros días:

«Nuestros hijos e hijas, todos de nivel anterior a preescolar, vieron interrumpidas o alteradas sus cortas existencias debido a la corrupción de autoridades de todos los niveles».

Por eso es conveniente releer las explicaciones del Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, antes de asumir plenamente las investigaciones tres semanas después.

“… Las averiguaciones previas, tanto en el orden común como en el orden federal (10 de junio) están abiertas por los delitos que resulten, pero entre otros, el homicidio culposo; lesiones igualmente culposas, daño en propiedad ajena, ejercicio indebido del Servicio Público y uso indebido de atribuciones y facultades.

“No estamos determinando en este momento responsabilidades…

ese es precisamente el objeto y la materia de las averiguaciones previas tanto en el orden común, como en el orden federal.

“…Todos estos delitos, desde esa perspectiva, son delitos no graves. Sobre esa base tendremos que completar las actuaciones en las averiguaciones previas para deslindar las responsabilidades…. Las normas técnicas del Instituto Mexicano del Seguro Social han sido aportadas a la averiguación previa y un elemento a dilucidar es, en efecto, si esta bodega en la cual estaba instalada esta guardería es adecuada para cumplir con las normas técnicas…y eso, a partir de ello, en la valoración, es como se podrá determinar, en su caso, si hay responsabilidades penales…

“…Hasta el momento no se ha tipificado un delito grave porque faltan muchas diligencias por realizar, en consecuencia en estas condiciones pudieran salir bajo caución”.

Eso decía el Procurador a cinco días de la tragedia, cuando aun no “atraía” la investigación facultad cuyo ejercicio demoró hasta el 24 de junio después de un célebre duelo verbal entre el gobernador Eduardo Bours y el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont en el cual ambos funcionarios “echaron mano a sus fierros…” A fin de cuentas ninguno de los dos hizo nada.

“El secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, exigió al gobernador de Sonora, Eduardo Bours, una rectificación en el «tono altanero» con el que se ha dirigido al presidente Felipe Calderón por el caso de la guardería ABC.

«Lo que no le acepté ni le acepto al gobernador –informó la agencia estatal Notimex–, es el tono altanero hacia el presidente de la República…

En otro despacho de la misma agencia se informaba:

“La Procuraduría General de la República (PGR) ejercitó la facultad de atracción del caso del incendio en la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, por el cual 47 menores de edad han perdido la vida.

“En conferencia de prensa el titular de la PGR, Eduardo Medina Mora, indicó que en su momento se ejercitará acción penal «contra todos los probables responsables, sin que para ello sea obstáculo alguno que sean particulares o servidores públicos en el orden federal, estatal o municipal…

“…El titular de la PGR informó que el Representante Social de la Federación ejercitó acción penal contra cinco probables responsables que son servidores públicos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Sonora, dando lugar a la causa penal 126/2009 ante el Juzgado 1 de Distrito en Hermosillo”

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Pero mientras en México sucedían todos estos graves asuntos, en Tegucigalpa los militares, en combinación con el Congreso de ese país, el Tribunal Supremo, los empresarios, la iglesia y hasta los “boy scouts” decidieron cortar de tajo las aspiraciones reeleccionistas del presidente Manuel Zelaya a quien sacaron a empellones de la casa de gobierno, lo metieron a un avión y lo echaron del país.

Todo eso me permite esta digresión cuyo motivo se explica líneas más adelante.

El golpe de Estado apareció de pronto en los jardines de la modernidad democrática de América Latina como un anacrónico dinosaurio en la primera década del siglo XXI.

Felipe Calderón acudió presuroso a una asamblea del Grupo de Río (como secretario “pro tempore”); el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), pues todo eso estaba entramado en la junta de Managua, además de la inspiración distante de la OEA y la ONU, en defensa del vulnerado orden constitucional en Honduras.

Como sea la imagen de un presidente derechista orientado a la democracia cristiana en la misma mesa y con el mismo ánimo y actitud de Hugo Chávez, Raúl Castro, Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Kirschner y el impresentable Daniel Ortega, no es algo frecuente; es más nadie hubiera podido creerlo posible si se recordara la actitud anterior del primer gobierno panista de México hacia estos mismos personajes.

Después el presidente acudió a la entronización del nuevo mandatario de Panamá, Ricardo Martinelli con quien se comprometió a avanzar en el “Proyecto Mesoamérica”, una especie de mutación del fracasado “Plan Puebla-Panamá”.

Ahí a varios miles de kilómetros de Sonora y 25 días después de los asesinatos, el Presidente se refirió al caso con cuyo análisis decepcionado comencé esta columna:

“En cuanto toca a los trágicos acontecimientos del pasado 5 de junio en Sonora, que han llenado de un profundo dolor a la Nación entera, puedo decir que con toda razón, y como usted lo señala, la sociedad exige que se llegue a fondo en este asunto y que se haga justicia.

“Sé que la justicia es el fundamento de todo Estado democrático, como Presidente de la República, como Jefe de Estado, me comprometí, desde el primer momento que fui informado de esta triste noticia, a aplicar todo el peso de la ley contra los responsables de lo ocurrido.

“Acudí de inmediato al lugar de los hechos a brindar mi solidaridad y mi apoyo a las familias de las víctimas, las cuales han sido visitadas en repetidas ocasiones por mi esposa Margarita Zavala”.

Y después de esas reconfortantes palabras, el presidente abundó en las nuevas circunstancias:

“Ordené que la Procuraduría General de la República hiciera una investigación seria y a fondo al respecto; ordené también al procurador prestar la coadyuvancia y coordinación que fuese necesaria para auxiliar a la labor de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sonora en su investigación.

“Pasaron, efectivamente, tres semanas, y como usted señala, sin un señalamiento y un deslinde claro de responsabilidades, y por esa razón, supongo, la Procuraduría General de la República atrajo el caso con la convicción expresa de actuar para deslindar estas responsabilidades…

“…He dado instrucciones claras, repito, al Procurador en el sentido de que se procure y se haga justicia caiga quien caiga, tope donde tope, porque estoy convencido de que los responsables de esta tragedia deben ser llevados a la justicia y sin distingos de ningún tipo: sin distingos de relaciones políticas, sin distingos de parentescos, sin distingos de filiaciones partidistas”.

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Obviamente mañana hay elecciones en este país (mil 596 cargos en juego). Se renuevan los diputados al Congreso de la Unión; alcaldes en varios estados de la República, jefes delegacionales en el DF (además de su Asamblea Legislativa), gobiernos estatales en Sonora, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Campeche y Colima y en general una especie de referéndum en torno de la gestión del presidente Felipe Calderón.

Y esto no por la naturaleza propia de las elecciones sino por un recurso de aprovechamiento panista con el indebido uso propagandístico de la imagen presidencial cuyo impulso y fomento desde Los Pinos fueron calificados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como una especie de segunda elección de Felipe Calderón en la cual se pretenderían disipar los residuos negativos aun existentes sobre el proceso electoral del 2006 cuyo resultado llevó al poder a un gobierno cuya obsesión es convencer y confirmarse en la legitimidad cuestionada en el proceso electoral, aun cuando la aliada del sistema, Elba Esther Gordillo haya querido explicado al Presidente (15 de mayo) cuál es la fuente de la legitimidad: el ejercicio mismo del poder; no el resultado en las urnas:

“Las elecciones no son las que finalmente califican la legitimidad de un gobierno, es la historia la que se encarga de ello. Por ello, señor Presidente, escribamos la parte de la historia que los nuevos tiempos de México nos exigen”.

El proceso de propaganda logró en cierto sentido un resultado contrario al propósito inicial: en lugar de aumentar la legitimidad, volvió a abrir los caminos del encono, la diatriba, la pendencia, el conflicto y los amagos de ingobernabilidad, especialmente por el linchamiento del PRI presentándolo como un convicto y rehén de su pasado.

En estas condiciones (y quizá no como único factor directo de ellas) el grado de abstención electoral previsible para este proceso es sumamente alto.

Aun sí tuviera el volumen “tradicional” cercano al 60 por ciento (en el 2003 no fueron a las urnas 38 millones 015 mil 999 electores) resultaría un fracaso completo para el sistema por una sencilla razón: no puede haber un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo (para usar la definición lincolniana), si no se tiene al pueblo. O se tiene menos de la mitad.

La mayoría decide no votar. Si la democracia es el gobierno de la mayoría, estamos en manos de las minorías. Esta “democracia balìn” es a fin de cuentas un caldo de pollo con los puros huacales.

Y desde ahora se lo digo: todos los partidos sumados no van a derrotar a los ausentes y de pilón a los “anulistas” de cuya fuerza real nos ocuparemos la próxima semana.

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Siguen lo sainetes relacionados con el “Partido” Verde Ecologista de México. Tras la revelación de cómo la divulgación ideológica se hace mediante un “casting” en Televisa a carego del indiscreto deveniudo en politólogo, Raul Araiza el senador Arturo Escobar sale de paseo con un millón y pico de pesos en la valija; se escurre y como fullero profesional le pasa “la paca” a un compañero, mientras él se avade.

Su explicación en los micrófonos de la radio de ayer, fue además de estúpida, cínica.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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