Instituto Electoral del Estado de México

calderon

Obviamente, cuando el presidente Felipe Calderón nos pide “hablar bien de México” no está convocando a un monólogo interior, sino a la perpetuación de esa chocante y absurda costumbre ramplona de gritar a voz en cuello “como México no hay dos” en medio de la escandalera del mariachi.

Confundirnos a todos con Chucho Monge o con Ernesto Cortázar y hablar del “México lindo y querido” es negar las posibilidades de un ejercicio crítico inteligente. Y vale precisar: la crítica no es la deturpación, es el análisis.

Pero sobre todo la convocatoria es un llamado al uso cotidiano de ese torpe refrán cuyo enunciado dice: la ropa sucia se lava en casa. Como la mayoría de los dichos, es una bobada. Lo importante es lavarla, no dónde hacerlo.

Bajo esa premisa de secreto ante la suciedad se han manejado tradicionalmente los grandes problemas cuya revelación tarde o temprano estalla. ¿Durante cuántos años lavaron en casa la sotana los Legionarios de Cristo, por ejemplo?

Pero más allá de la insistencia en la promoción de una imagen y el disimulo ante otra, el hecho definitivo estriba en la imposibilidad de cambiar las percepciones, si en verdad todo fuera un problema basado en la forma como las cosas se aprecian y no como las cosas son.

La vieja discusión filosófica entre si la realidad es en sí misma o le debe su ser a la percepción del sujeto ha llegado en México a tonos de conducta política. El cartesianismo pretende probar la existencia por el solo pensamiento. “Si pienso, entonces existo”, decía don Renato, lo cual debe haber llenado de estupor a las piedras: no piensan y ahí están, lo “sepan o no lo sepan”. Pero hay quien agrega: la piedra existe porque yo pienso en ella.

Pero más allá de todo esto la consecuencia de la percepción ajena nos debería preocupar más. El solo hecho de haber recibido a una misión formal de las fuerzas de defensa de los Estados Unidos, con la consiguiente extensión del lenguaje diplomático al terreno militar, debería ser suficiente para dar por obvio cómo nos ven. Como un Estado requerido de apoyos militares, financieros, políticos y con riesgos de inestabilidad para la región. Un Estado requerido de auxilio en un

país peligroso y potencialmente contagioso.

Esta nota de ayer debería bastarnos para comprobar si la percepción negativa es ausento de periodistas mexicanos apátridas:

“Por lo menos dos universidades de Estados Unidos suspendieron sus programas de intercambio con el Tecnológico de Monterrey y ordenaron el regreso de sus estudiantes ante el riesgo que corren por la ola de violencia que afecta a la ciudad.

“La Universidad de Texas, en Austin, decidió retirar de México a los alumnos que cursaban el semestre de intercambio en el Tecnológico de Monterrey, de acuerdo con un informe del periódico estudiantil de esa universidad, The Daily Texan.

“En los más de 125 años de historia, la Universidad de Texas (UT), que está dentro de las cinco que más realizan intercambios con países en todo el mundo, nunca había regresado a sus alumnos antes de tiempo. Adicionalmente, la Universidad Estatal de Michigan también pidió al único estudiante que cursa su semestre en Monterrey trasladarse a otra universidad en otra parte del territorio mexicano o regresarse a casa, según el diario estudiantil de la institución, The State News.

“El periódico informó que MSU, la segunda universidad estadunidense con más estudiantes cursando programas en el extranjero, decidió suspender otro programa en el cual planeaban llevar a Monterrey a 29 estudiantes en mayo, según dijo el director del plan de Estudios Internacionales, Jeffrey Riedinger”.

Mientras los problemas nos causaron daños sociales nada más a nosotros, los Estados Unidos no tuvieron necesidad de intervenir. Cuando el desbordamiento del conflicto prolongado a través de una militarización disfrazada llevó la lumbre a sus aparejos, decidieron tomar cartas en el asunto.

En este punto me permito insistir en algunas preguntas: ¿tenemos la absoluta certeza sobre el origen del asesinato de los empleados consulares en Ciudad Juárez? ¿Podemos probar sin duda ninguna la ausencia de gringos interesados en acentuar la inestabilidad fronteriza y lograr así pretexto para meter las manos? ¿Es el retiro de estudiantes y la cancelación de programas académicos una consecuencia natural o una inducción interesada?

Y por si las cosas no tuvieran relación unas con otras, a menos de 10 días de la “toma” de la ciudad de México (así haya sido por unas horas y con motivos de seguridad) por parte de Robert Gates y demás milicos washingtonianos, el presidente Barack Obama nos anuncia la decisión formal de iniciar perforaciones en el Golfo de México para buscar el tesorito de Georgina Kesssel, quien regresa sobre sus viejos pasos: buscar las conversiones en materia petrolera y de paso desmantelar a un Pemex deliberadamente quebrado.

Simultáneamente, los gobernadores Rick Perry, de Texas, y Jan Brewer, de Arizona (donde un granjero murió asesinado cerca de “la línea”), así como Bill Richardson, de Nuevo México, han solicitado al gobierno federal el envío de soldados de la Guardia Nacional a la frontera con México, pero aún no han recibido respuesta de Washington.

“El gobierno de México llamó a Estados Unidos a fortalecer la cooperación bilateral para enfrentar a la delincuencia organizada y la violencia en la frontera entre ambos países. En un comunicado, la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana (SRE) dijo que el ‘principio de corresponsabilidad’ debe prevalecer en la atención de los problemas comunes.

“Señaló que para hacer frente a los grupos criminales ‘se requiere que las autoridades estadunidenses continúen realizando esfuerzos adicionales para combatir el tráfico de armas y dinero en efectivo hacia territorio mexicano’.

“La cancillería (mexicana) respondió de esa manera a la solicitud que los estados de Arizona y Nuevo México hicieron para que la Guardia Nacional los apoye en la vigilancia de la frontera. México ratificó ‘su respeto al derecho soberano que cada Estado tiene para definir el tipo de autoridades que utiliza para desempeñar labores de seguridad en su territorio’, agregó el comunicado”.

De esta manera hallamos dos nuevos campos en el tratamiento de un problema. Por una parte la seguridad y por la otra los energéticos.

¿Es demasiada suspicacia mezclar ambas cosas? No lo parece si nos atenemos a dos hechos. Todos los problemas presentados primero como asuntos de seguridad se relacionan con lugares donde hay petróleo. Eso vale para Irak, Irán o el Cáucaso.

En noviembre del 2006, ante la Asociación Mexicana para la Economía Energética, Alfredo Elías Ayub, director general de la CFE, explicaba:

“La seguridad en materia energética es cada vez más un problema internacional. Los intentos de China e India por asegurar fuentes de abastecimiento en el exterior, las amenazas a la continuidad de los suministros por parte de gobiernos y de movimientos terroristas y las respuestas de los países consumidores son sólo algunos de los elementos de la nueva realidad que nos obligarán a desplegar una política exterior más consciente de los reclamos de la seguridad energética.

“(…) Garantizar el suministro de energía a largo plazo requiere de la inversión de cuantiosos recursos. Las previsiones del sector eléctrico son del orden de más de cinco mil millones de dólares anuales. El petróleo y el gas podrían requerir más del doble de esa cantidad cada año. En el marco institucional y fiscal actual, la inversión de esas cantidades no está, ni mucho menos, garantizada. Estamos ante un riesgo para la seguridad energética, que no es, de ninguna manera, menor”.

En las actuales condiciones la propuesta de Obama para explotar recursos energéticos en el Golfo de México no puede quedar separada de la intención “binacional” de reforzar la seguridad fronteriza. A fin de cuentas la costa del Golfo también es una frontera. Decidirlo y anunciarlo ahora, cuando los mexicanos estamos en una notoria posición de fragilidad, nos coloca en condiciones de aceptarlo todo, desde la “Iniciativa Mérida” hasta cualquier otro invento ventajoso de los estadunidenses.

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El caso Paulette, como se conoce a la historia de Huixquilucan, pone en un predicamento a la Procuraduría del Estado de México. Si el cadáver de la niña estaba desde el principio dentro de su casa, a pesar de las declaraciones del padre, quien dijo haber buscado y vuelto a buscar en la casa y el edificio, los investigadores parecerían ciegos en un estadio.

Pero si, como ahora se sugiere, el cadáver fue “sembrado” con posterioridad, entonces la impericia quedaría de manifiesto: no pudieron preservar en condiciones seguras la escena del caso. Si cualquiera pudo entrar con un cadáver o meterlo a hurtadillas en una maleta o una caja o como haya sido, ¿quién vigilaba el escenario de una investigación? Si estaba, no lo supieron; si la metieron, no vieron quién la llevó.

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Y si hablamos de investigadores, vaya ridículo el de los apóstoles del new journalism nuevoleonés. “Descubrieron” la identidad de “Marcos”, y su hallazgo resultó chafa, balín o de plano falso. El alzado de “Las Cañadas” no era sino uno de los muchos “monos blancos” asentados en México, llamado Leuccio Rizzo.

Ya llevaba varias semanas de no meter la pezuña de tan notoria manera. La más reciente había sido “matar” en el helicóptero a Alberto Saba, quien ni siquiera había abordado la aeronave accidentada.

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Mariano González, quizá el más profesional de los políticos tlaxcaltecas de hoy, llega por segunda vez a la candidatura del PRI al gobierno del estado. En esta ocasión con el apoyo generalizado de varias corrientes y además el de la presidenta Beatriz Paredes, lo cual es completamente distinto de cuando lo hizo sin ese importante aval.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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