Instituto Electoral del Estado de México

El fundamento ético y práctico del procedimiento de pasividad electoral extrema se debe al desprestigio absoluto del sistema de partidos y de los partidos mismos. Hoy por hoy, no hay uno solo limpio. Todos están corrompidos.

De ninguna manera caeré en la facilidad de iniciar el comentario de una idea a partir de la calificación o descalificación de sus promotores, autores o patronos. No. Eso no llevaría sino a una pendencia estéril.

Prefiero analizar la propuesta en sí misma.

Me refiero a la promoción del voto nulo —llamado en otras épocas de esta promoción, sufragio blanco—, para las elecciones del próximo año, especie cuya dispersión se ha iniciado en las redes sociales y cuenta con el patrocinio intelectual y político de algunas personas notables. Los menciono sólo como una referencia: José Antonio Crespo, Javier Sicilia, Sergio Aguayo, Alejandro Vera y algunos más.

La base de esta idea (sabotear la elección mediante el procedimiento de no elegir, es decir, anular el voto, votar sin elegir), ni es nueva ni es útil, desde mi punto de vista. Es una forma de repetir el viejo grito argentino, “¡Que se vayan todos!”, pero en la urna.

A final de cuentas gobiernan quienes se quedan, así se hayan ido todos los demás.

El fundamento ético y práctico del procedimiento de pasividad electoral extrema se debe al desprestigio absoluto del sistema de partidos y de los partidos mismos. Hoy por hoy, no hay uno solo limpio. Todos están corrompidos, en grados mayores o menores y no serán ellos quienes encuentren el remedio de los males por esos casos en su único beneficio, no en el de los ciudadanos.

¿Cuál sería la solución? Crear partidos nuevos, frescos, con calidad moral, con principios ideológicos alejados de las simples escaramuzas electorales (como decían los fundadores del PAN) y dedicados a la promoción de valores políticos de viable traslación a las políticas públicas una vez logrado el poder mediante el sufragio ciudadano.

Pero al parecer, para crear esos partidos se deberían importar políticos de Júpiter o Venus, si en esos remotos planetas existe la perfección tan lejana a los humanos de la Tierra.

El problema de “blanquear” el voto es simplemente de aritmética: si un señor gana con menos votos, gracias a la anulación de miles de papeletas, llegará a la Cámara o al cargo cualquiera, con menos representatividad, Y eso, en una “democracia” representativa, es un sinsentido. De todos modos llegará alguien, con muchos o pocos votos.

Y en el caso de anulaciones masivas, ¿cómo se va a designar a aquellos cuya escasez les ha impedido lograr los cargos?

Las casillas se anulan si no se llega al 20 por ciento de los sufragios del padrón, si no ha habido cambios desde la burda reforma electoral reciente. Si en el intento se llega al 21 por ciento (es un ejemplo) en lugar del 40 o 50, de todos modos el proceso será válido, pero cada más parcializado.

—¿Se avanza así en el proceso democratizador? No me lo parece.

TRANSPARENCIA

La senadora Arely Gómez presentó una Iniciativa de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información, con la intención de ampliar las obligaciones informativas a partidos políticos y sindicatos; fortalecer a los organismos garantes, tanto al nuevo organismo nacional autónomo —el cual pasará de ser Instituto Federal a un nuevo Instituto Nacional—, como a los organismos de los estados.

Un paquete de buenas ideas en tan importante materia.

Se propone también crear el Sistema Nacional de Transparencia y Protección de Datos Personales, con funciones específicas para promover y garantizar el derecho de acceso a la información y la protección de datos personales.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

2 thoughts on “Otra vez la nulidad”

  1. estimado señor,
    la unica razon por el voto nulo es para que el mundo vea que estamos hartos con nuestros politicos, esperando algunas presiones procedente del extranjero.
    lo dudo que funcione porque me acuerdo de la mujer que detuvieron hace algunos años con 17 credenciales de elector. ya sabemos que nuestros gobernantes son capaces de cualquier cosa cuando se les quita la flojera.
    nuevos partidos politicos no nos van a ayudar porque hay siempre gente con gran magnetismo listos con sus fines oscuros para ser nuestros nuevos lideres engañosos.

  2. El voto en blanco lo promueven los mismos que llevan años cobrando en las instituciones gubernamentales. Invitan a legitimar la paupérrima votación con la presencia efectiva en las urnas, no convocan al desconocimiento de candidatos, mucho menos a la búsqueda de las candidaturas independientes(que para el caso terminará siendo lo mismo o peor), no invitan a la omisión, a la indiferencia por un sistema que tiene como alma el acto corrupto y como fin último el dinero. El voto en blanco es asumido por estas lacras sociales -quise decir, «clase política»- como clara muestra de que hay un antagónico dentro de la telenovela que han creado, una novela televisada del género gangsteril, de las que han inundado los canales te televisión abierta, primero partiendo de copias colombianas y luego con argumentos puramente mexicanoides (diferencias de matiz que ni se notan a fin de cuentas). De igual modo los papeles de extras parecen interesarles tanto que es casi un hecho que si años atrás cada voto se cotizaba hasta en 2000 pesos ahora no será raro que «el estímulo» a los votantes doble o triplique esa cifra, y como la olla está vacía y el hambre arrecia no faltará clientela para esa farsa… la misma puerca, sólo que ahora más revolcada y más evidentemente sucia.

Deja una respuesta