Instituto Electoral del Estado de México

El aleve asesinato de Antonio Zambrano a manos de policías inmunes en el ejercicio de la brutalidad homicida en Estados Unidos, nos enfrenta a dos situaciones difícilmente conciliables; por un lado el exceso violento y racista prevaleciente en las fuerzas de seguridad pública de ese país, con muchos y muy claros ejemplos recientes (vienen saliendo de varios motines raciales en Montgomery, Alabama y otras ciudades), derivados, precisamente de la muerte de un muchacho negro y pobre, cuyo delito fue  robar  un paquete de cigarrillos, suficiente para matarlo a balazos, desarmado y sometido y la incapacidad del gobierno de México para protestar de manera firme y eficaz contra esos hechos.

A aquel joven de Montgomery , por una cajetilla  de «Camel» lo mataron como si hubiera sido Osama Bin Laden. Pero eso es algo frecuente en la sociedad americana y es un motivo de orgullo para los policías.

Los policías americanos tienen en sus patrullas un letrero con esta leyenda o  lema (o slogan): «To serve and protect», pero ellos sirven y protegen a la policía, la policía protege a la policía.

Entonces, cualquier hombre o mujer perteneciente a una minoría es blanco fácil del tiro al blanco, no importa si ese “blanco” es negro. El color no siempre es lo de menos, siempre y cuando pertenezca a una minoría y pobrecito si aparte pertenece ( o se parece) a alguien de la minoría islámica o, al menos, levantina.

Hasta el Presidente Obama se ha quejado de la brutalidad policiaca y la consecuente exoneración judicial. Cuando Trayvon Martin, un joven de Florida fue asesinado y su verdugo absuelto, Obama irrumpió en  la sala de prensa de la Casa Blanca para hacer una declaración: hace 35 años ese joven pude haber sido yo.

Pero después de eso vinieron los hechos de Ferguson. Y no pasó nada. El racismo es endémico.

En el caso de los mexicanos, siempre hemos sido pésimamente vistos en Estados Unidos excepto si adquirimos bienes raíces o tenemos dinero y negocios allá.  En muchos casos los Méxicano- americanos no tienen una organización social (como los caucus de negros) con capacidad de organización política, y entonces, en  la otra parte de su indefensión sólo cuentan con el gobierno mexicano, lo cual no es mucho. Ni mucho ni demasiado.

Nunca hemos  visto al  gobierno mexicano hacer algo.

Por ejemplo, con este caso de Antonio Zambrano, nombre del  joven visiblemente asesinado con los brazos en alto por los tiros de la policía, no van a hacer nada y claro, cualquiera  podrá decir el presidente Peña ya protestó, pero no; se trata de hacer, no de decir.

Bueno, dirá otro,  se le ofreció asistencia consular a su familia.

La asistencia consular, hasta donde yo sé, a lo mejor estoy equivocado y si alguien me puede corregir se lo agradeceré mucho, no resucita muertos.

Los tundidos, los golpeados como fue el caso de aquel joven José Antonio Elena Rodríguez (16 años de edad), apaleado hasta la muerte el 10 de octubre del 2012 no conocen el privilegio de la resurrección. Al menos no ahora. A lo mejor ese muchacho violó una ley o un ordenamiento migratorio o un reglamento cualquiera.

La policía  le respondió con calibre 50, él está muerto y los policías impunes.

El uso de la fuerza letal es un motivo de orgullo para las fuerzas policías de Estudios Unidos hasta en las series de TV y un recurso de discreta protesta para las autoridades mexicanas. No importa si las cortes internacionales interceden. Por ejemplo –y llevado el caso hasta las ejecuciones judiciales– por la suspensión de condenas de muerte contra mexicanos. El gobierno (al menos el de Texas) se los lleva de paseo por el perineo y los ejecuta sin más.

–Si no quieren ejecutados en Texas, dijo alguna vez el gobernador Perry, no vengan a delinquir a Texas”.

En ese sentido, todos son Rodney King, todos están expuestos a eso en Estados Unidos, sobre todo si son asiáticos, negros o latinos; hispanos o árabes.

Se conoce  el caso del joven Sergio Adrián Hernández Huesca –entre otros muchos–, un muchacho de 14 años, quien en el año 2000 fue baleado del lado mexicano, en la ribera de acá del río grande, del Río Bravo, dizque por tirarle piedras a los policías.

Las protestas, como hubiera dicho Luis Spota, también murieron a mitad del río.

En fin, los jóvenes pobres de minorías, algunos de ellos indocumentados o hijos de indocumentados aunque hayan nacido en Estados Unidos; si caminan por el lado equivocado de la banqueta se pueden encontrar con Harry “El Sucio» y les va a pasar esto, los van a apalear, los van a golpear  y una vez rendidos van a continuar con su labor punitiva en muchas ocasiones hasta causarles la muerte.

Custer dijo: el mejor indio es el indio muerto.

Ahora las policías americanas dicen, la mejor forma de resolver un  problema callejero es matando a los ladronzuelos o a los inmigrantes indeseados.  Y ya de hablar de los “Minuteman”, esas patrullas caza mexicanos amigas del Sheriff Arpaio,  sería demasiado

El gobierno mexicano protestará de una manera tibia, de una manera tímida, pero este país no tiene otra forma de protestar frente al gobierno de Estados Unidos por ninguna circunstancia; ni por circunstancias comerciales, ni por circunstancias políticas. Menos por asesinatos policiales.

Nosotros actuamos (obedecemos) exactamente a la conveniencia de los  Estados Unidos.

Les abrimos los cielos para el vuelo de sus “drones”, les abrimos los mares para la navegación de sus barcos, de sus submarinos; les prestamos territorio para rastrear naves espaciales en Sonora; les permitimos contrabandear armas supuestamente para combatir el narcotráfico, les permitimos agentes y soldados en nuestro territorio y en general hacemos cuanto ellos nos dicen, ya sea en el combate a las drogas o en la lucha geopolítica.

Es una política asimétrica dicen unos con mente geométrica.

Yo la llamó de otra manera, es una política dependiente neo colonial, de sumisión.

Y recuerdo ahora la frase de un desaparecido amigo mío, quien  alguna vez se atrevió como representante de México en las Naciones Unidas a actuar en contra de los intereses de Estados Unidos en los preparativos de la invasión criminal a Irak y murió poco después en un extraño accidente de automóvil. Se llamaba Adolfo Aguilar Zínser.

Y Adolfo dijo «es una pena, los americanos nos siguen viendo como el patio trasero, pero lo más triste es que algunos  mexicanos a veces, también se consideran, casi con orgullo,  el patio trasero».

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Comienza mañana en el Senado, en el edificio antiguo de la calle Xicoténcatl, el foro “México en el mundo; Diagnóstico y Perspectivas de las Relaciones Internacionales.”

Al foro, convocado por el Instituto Belisario Domínguez y el Senado de la República,  están invitados José Miguel Insulza, Secretario General de la Organización de Estados Americanos y Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana del gobierno de los Estados Unidos.

Obviamente estarán presente el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade ; Emilio Gamboa, presidente de la Junta de Coordinación política de la Cámara de Senadores, y el Presidente de la Mesa Directiva senatorial, Miguel Barbosa.

El foro terminará el próximo miércoles.

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Dos noticias internacionales:

El gobernador de Oregon, en Estados Unidos, John Kizthaber, fue forzado a dimitir de haber sido hallado culpable (con futuras consecuencias) de tráfico de influencias.

El caballeroso gobernador decidió darle a su novia, Cylvia Hayes, además de un ramito de violetas, contratos de asesoría para… su gobierno. Asesora en la oficina, acompañante en la alcoba. La llevaba peinada y de chongo.

Y otra imposible:

La presidenta argentina, Cristina Fernández, fue formalmente imputada por encubrir a un  grupo terrorista iraní; acusado de un atentado criminal contra la Asociación Mutual Israelita Argentina en el año 1994.

La imputación fue presentada por el fiscal Gerardo Pollicitta, quien sustituyó al primer acusador de la señora Fernández, Alberto Nisman, quien fue hallado muerto (al parecer se suicidó) un día antes de la formalización de la causa contra la Presidenta.

–¿Una Jefa de Estado en un proceso penal? Puede ser.

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“Cosas tenedes, el  Cid que farán fablar las piedras…”

¿Dónde “fablan” las piedras?, pues allá.

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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