Pocas cosas en verdad tan misteriosas como el despliegue intelectual y simbólico del ajedrez.

No intentará este redactor competir contra los esplendores de Jorge Luis Borges, por ejemplo, quien en irrepetibles y perfectos versos (los leeremos) nos ha preguntado quién detrás del jugador de mano firme mueve a la pieza y al hombre mismo, en insondable enigma jamás resuelto ni siquiera en el hondo laberinto del pasmo invisible.

El infinito limitado por los cuadros blancos y negros es la repetición de la vida; a veces su interpretación, en ocasiones quizá, su pregunta sin  respuesta.

¿Pero es el ajedrez, alguna vez el campo de su propia existencia?

¿Cuando comienza  pensar la reina por sí misma?, ¿sabe la dama el invaluable valor de su deslizamiento sobre el tablero?, ¿está consciente de existir sólo para salvar la vida de su rey?, ¿sabe de su muerta en tanto el monarca nunca muere, sólo queda derrotado y abatido?

Obviamente no conoce el caballo la fuerza de su salto, ni la torre el poder de su artillería. Menos piensa el alfil de su sigilo asesino y fugaz. No imagina el peón  su muerte tan cercana. Pero el ajedrez nos habla; describe y a veces define la vida.

 Por eso llama la atención el más reciente desplante de Vicente Fox a quien, dicho sea de paso le han pasado de noche las reflexiones borgianas del inicio de este texto, pues para él solo existe “borgués”.

 Sin embargo, lejos de cualquier intelectualización de sus palabras, el rústico señor Don Vicente, el hacendado cuya obra se divide entre sembrar bróccoli y vender servicios de convenciones, capacitación y cursillos diversos en la casa grande San Cristóbal (cuando no le hace coros a Elton John) ha atinado en parte de su diagnóstico: Enrique (quizás en necesario “Enroque”) Peña Nieto está dentro de un cerco, al menos mediático, sin saberse hasta ahora cuáles manos están detrás de quienes lo han  inmovilizado en una esquina del tablero y lo ponen en jaque.

 El ajedrez se juega siempre a la vista del adversario; por eso es uno de los pocos  juegos donde nada se oculta (como en el dominó, el Mahjong  o los naipes) y el adversario –como en la vida o la guerra, de la cual es enorme alegoría–, advierte los movimientos y necesita anticiparse para desplegar su estrategia y vencer al otro mediante la destrucción de su ejército y la rendición de su corona.

 Pero nadie, en este juego particular en el escenario nacional, ha logrado identificar plenamente a todos los jugadores.

 Insinuaciones ha habido, algunas voces oficiales hablan de intereses poderosos lastimados por las reformas tan citadas en el discurso oficial y cuyo desarrollo, va con una notable lentitud, en contraste con el fulgurante avance inicial del proceso legislativo, inédito y complejo; común y colectivo, gracias al “Pacto por México”, a uno de cuyos artífices se ha golpeado sin misericordia y quizá hasta con aleve aprovechamiento de la circunstancia. En fin.

 Por eso cuando Vicente Fox habla del jaque nadie debería sorprenderse. Lo verdaderamente sorpresivo es el fin de su diagnóstico, su aventurada y boquifloja conclusión: “sólo le falta el jaque mate”.

 –¿Cómo? Respuesta imposible.

 Así lo dijo el abajeño durante una reunión con  la patronal sonorense afiliada a la Coparmex:

 “–Al presidente Peña ya nos lo pusieron en jaque, sólo le falta el jaque mate, que esperemos no llegue, pero francamente este gobierno va a estar “cañón” que se recupere de la tranquiza de los últimos seis meses, que es desafortunada para el país”.

 Poco caso tiene ahora indagar si Fox pertenece a los “jaqueadores” o habla con ánimo constructivo y defensivo de un gobierno al cual dijo apoyar desde un principio y a un presidente al cual dice profesarle simpatía y respaldo. Eso es lo de menos. Lo verdaderamente serio es si su diagnóstico obedece a una realidad visible y tangible y buscar en los indicios del día con día, quién o quienes han movido las piezas para colocar en posición casi de inmovilidad (eso es un jaque) al Ejecutivo.

 Como en el ajedrez, en la política, las piezas nunca se mueven solas. Y como un homenaje y una aportación a comprender la simbología de estas palabras, la columna quiere regalar a sus lectores (sean cuantos sean) este hermoso trozo de alta poesía:

 “Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada

reina, torre directa y peón ladino

sobre lo negro y blanco del camino

buscan y libran su batalla armada.

 

“No saben que la mano señalada

del jugador gobierna su destino,

no saben que un rigor adamantino

sujeta su albedrío y su jornada.

 

“También el jugador es prisionero

(la sentencia es de Omar) de otro tablero

de negras noches y de blancos días.

 

“Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.

¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonía?

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Otro de los elementos necesarios para analizar las palabras de Fox es la oportunidad de cuando fueron pronunciadas: en el ambiente de homenaje al Ejército cuyo CCII aniversario fue celebrado unas horas antes en el Campo Marte de esta ciudad.

Ahí el general secretario, Salvador Cienfuegos habló de quienes acusan al Ejército sin pruebas firmes y con una intención (al menos así apreciada oficialmente) de buscar su desprestigio social.

Obviamente quienes se sintieron aludidos han respondido. No se entienden de otra manera las explicaciones (no pedidas) de Amnistía Internacional en este asunto:

“…Nadie pretende desprestigiar o atacar al Ejército”, sostuvo Perseo Quiroz, director de Amnistía Internacional (AI) sección México, al participar en un encuentro entre estudiantes y académicos del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y familiares de los normalistas de Ayotzinapa.

“Indicó que plantear que la crítica es un ataque “entra en la perspectiva simplista de estás conmigo o estás contra mí”. Se trata más bien, dijo, de que “en una sociedad democrática se razona, se está sujeto a escrutinio. En el Ejército también son servidores públicos y por ello son objeto de rendición de cuentas”.

Pues busca de seguro este Perseo una medusa a la altura de su amnistía, pues si bien es cierta (e ineludible) la obligación de los servidores públicos, sea cual sea su campo de actuación, de rendir cuentas y ofrecer explicaciones justas, quizá no sea demasiado soñar en un lejano día en el cual las «ONG´s» como esta trasnacional de la inquisición ciudadana, pueda decirnos de dónde, con cuanto y para qué despliega sus afanes redentores.

–“…¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza

de polvo y tiempo y sueño y agonía?

 

Y si no quiere usted al ciego Borges, pues ahí le va Chico Ché:

 

–¿”Quén pompó”?

 

 

–0–

 

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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