Instituto Electoral del Estado de México

A pocos días de su Tercer Informe de Gobierno, el presidente Enrique Peña sacude el tablero y hace cambios, modifica el orden de las piezas, cambia peón por peón, hace brincar la caballería pero deja intactas los torres cuya función siempre es apoyar al rey y cambia todo menos el juego. No parece haber cambios en la estrategia. Se sostiene en los escaques del centro, lo cuales (decía Capablanca) permiten dominar todo el campo.

Y con las piezas de repuesto (Calzada, Pachiano) y los cambios de posición se enfila a la segunda mitad del sexenio.

–¿Serán suficientes los nuevos hombres y las nueva responsabilidades para quienes llegan a oficinas aun desconocidas? Nadie lo sabe, pero muchos esperan poco de esta renovación en la cual quedan intocados los ministerios mayores donde se gestan los conflictos definitivos (seguridad y devaluación): nada en Hacienda, nada en Gobernación. La política interior y el dinero siguen en las mismas manos.

Claudia Ruiz Massieu con buenas cuentas en Turismo, se marcha a la diplomacia y cambia los destinos de playa y sol por las praderas del servicio exterior. José Antonio Meade, por su parte, se sube al gabinete de donde podría salir el futuro elegido. Le han puesto capelo de cardenal, “como a Colosio, hermano, le dirán quienes lo quieran camelar con el futuro. Muy cerca de la música y el canto de las sirenas están las oficinas de Sedesol, fábrica de candidatos presidenciales así se llamen Vásquez Mota o Cordero.

Aurelio Nuño se pondrá a escribir sus impresiones en el simbólico escritorio de José Vasconcelos, pero no hace al monje el habito ni la mesa de trabajo crea la obra perdurable. Llega a la posición donde Ernesto Chuayffet cumplió una vez las implacables características de su destino; Schubert de la política mexicana, el mexiquense deja sus sinfonías inconclusas; no termina los encargos mayores o los toma ya comenzados, como le sucedió con el gobierno de su estado, la secretaría de Gobernación o la coordinación de su partido en San Lázaro cuando con artes de cerrajero tomó las oficinas donde despachaba la maestra Elba Esther Gordillo.

Pierde el gobierno federal a un secretario de Educación y al mejor jilguero de la oratoria peñista. Cantor de odas y loas se va con la música a otra parte después del obligado reposo hospitalario.

Jesús Murillo Karam se marcha también a reposar su cansancio casualmente un día después de la enésima marcha en la capital del país por los desaparecidos (muertos) de Iguala, cuyo triste destino él indagó con la ciencia forense disponible y las investigaciones posibles, sólo para sentir el rechazo a la “verdad histórica” y trabajar a medio gas en la secretaria de Desarrollo Urbano y etc, a donde llega con ciertas abolladuras en el carromato doña Rosario Robles quien cambia los comedores de precaristas por las área y las hectáreas de la urbanización nacional.

José Calzada cuya buena fama de gobernador no fue secundada por sus dotes de operador político a favor del periodo PRI en Querétaro se enfila al maizal y sustituye a uno de os más grises secretarios habidos en el páramo de la agricultura y la flacura de la ganadería mexicana de los últimos años. Martínez y Martínez; nada de nada, diría alguien con ánimo de no ofender.

Cuando se supo vulnerable se auto promovió como presidente del CEN del PRI. No le sirvió de nada.

Enrique de la Madrid quien cuando vuela lo hace en Clase Turista, se hace cargo de una de las pocas actividades cuyos ingresos crecen y se miden en dólares: el turismo. Claudia Ruiz Massieu deja buenos saldos y De la Madrid es hombre serio, sensato y empeñosos. Discreto, con linaje, sin ostentaciones. Ya ha pasado por dos instituciones financieras. Una rural; la otra de fomento. En ambas buenos resultados.
De Pacchiano se conoce poco, lo cual le beneficia: cuanto haga será novedad y asunto para tomarse en cuenta, excepto si nada hace, si solo mira pasar el viento.

Y en la secretaría presidencial un viejo y leal conocido: Francisco Guzmán quien desde la Coordinación de Asesores del entonces gobernador e inamovible consejero de Enrique Peña (ya presidente) combina su juventud con su veteranía: es el menor en el gabinete ampliado (y aun en el legal) y al mismo tiempo quien más años lleva a un lado del Ejecutivo.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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