Una de las grandes revoluciones en la historia de las ideas en el mundo fue el “darwinismo” o la teoría de la evolución de acuerdo con la cual la vida no es sino la transformación progresiva e imperceptible a lo largo de miles de años de los seres vivos, las especies mejor adaptadas y más aptas para sobrevivir al medio ambiente mediante mutaciones y cambios en sus estructuras orgánicas.

La revolución fue contra el “creacionismo” esa forma simple de ver la vida como la obra del alfarero cósmico cuya sabiduría infinita y ociosa hizo en menos de una semana desde las bacterias hasta los humanos complejos, llenos de emociones, sentimientos, odios, amores, desamores, incomprensión y milagros.

De acuerdo con el señor Darwin todo es producto de la evolución.

Pero a veces, en la compleja maquinaria de la vida pública mexicana cualquier ley, hasta las de la evolución, si las hubiera como tales, sufre trastornos mágicos. Así hemos visto evolucionar algo inexistente en otra cosa también inexistente.

El combate mexicano al delito, cuyos resultados no tiene caso ahora evaluar pues no es cosa de tirarse al llanto, hizo necesario pensar en lo complejo de administrar varios miles de cuerpos policiacos y alguien inventó aquello del mando único, una especie de estrategia común centralizada en un  cuerpo de mando coordinado.

Pero no bien se hablaba del “mando” (en el sentido de autoridad) cuando ya se inscribe en el nuevo catálogo la idea de la “policía única”. La base del asunto es muy simple: el municipio podrá ser como institución tan libre como se quiera, pero es tan ineficiente y a veces pobre como se sabe. No tiene capacidad de organizar ya no digamos a las fuerzas del orden sino ni siquiera a veces los más simples servicios.

Entonces se quiere hacer una fuerza estatal única, quizá con los mismos defectos estructurales de las municipales a las cuales se quiere sustituir. Si los estados tuvieran capacidad de crear buenos cuerpos policiacos, no estaríamos viendo casos como los de Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y demás, donde las fuerzas federales son llamadas en auxilio de los incapaces, un  día sí y otro también.

Pero como todo en este pañis es parte de un acomodo de fuerzas, la idea ha sido propulsada desde la CONAGO por su actual presidente, el gobernador Eruviel Ávila quien lleva muchos meses de trabajo en contra de las fuerzas oscuras en su estado, especialmente en asuntos relacionados con feminicidios y proliferación delictiva en los enormes municipios de su estado como el muy papal San Cristóbal Ecatepec.

Así se han  expresado estas urgencias:

“(Crónica).- El presidente de la Conago, Eruviel Ávila Villegas, sostuvo que la propuesta es respaldada por los gobernadores, porque —dijo— es mejor fortalecer, robustecer, apoyar a 32 policías estatales, “que tratar de recomponer o reconstruir a más de 1,800 policías municipales, la mayoría de ellas, con dificultades económicas, de formación, certificación y desde luego en la aplicación de los exámenes de control de confianza”.

“Ávila Villegas, gobernador del Estado de México, habló a nombre de la Conago al término de la reunión de trabajo, en la vieja casona de Xicoténcatl.

“Advirtió la importancia de debatir, discutir y enriquecer, en caso de aprobar la iniciativa en la materia que presentó el presidente Enrique Peña Nieto, así como las iniciativas que han presentado otros grupos parlamentarios y ahora la Conago, para crear formalmente y elevar a rango constitucional la Policía Única Estatal.

“Los tiempos son muy importantes. De aprobarse la reforma constitucional, la total implementación de la policía única estatal nos va a llevar varios años. Seguramente a más de 15 gobernadores de los que estamos hoy en funciones  no nos va a tocar su total implementación en los estados, pero es muy importante que sembremos desde ahorita una buena semilla, para que el día de mañana podamos cosechar paz, armonía y una mayor tranquilidad para la sociedad”, subrayó”.

ANCIANOS

Tiene la Secretaría de Desarrollo Social un galerón incómodo y mal acondicionado para la inscripción de los viejos en el programa del Inapam, el cual como se sabe es la mutación del correcto Insen.

La palabra Senectud les hizo ronchas a los políticamente correctos y fue sustituido el instituto por uno de atención a los “adultos mayores” (añosos), pero mayores son las molestias de una oficina donde las personas ya dichas  ser deben formar en la banqueta y buscar sus fotocopias en un puesto callejero, tanto como las fotografías de su anhelada credencial con la cual podrán lograr mínimos descuentos en algunos bienes y servicios.

Todo en la calle, todo al aventón. ¡Asi se atiende a los ancianos!

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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