Se cumplían hace dos días 99 años de la promulgación del texto redentor de Querétaro con cuya promulgación se daba por concluida la fase armada de la revolución Mexicana. La gran oleada popular llena de pugnas armadas, enfrentamientos, sangre y cañón, llegaba a su fin.

El país contaba con un pacto nacional (en el cual no fueron incluidos los perdedores) y el constitucionalismo se alzaba como la promesa de organización de un país cuyo destino sería luminoso, firme y todo lo demás en el abono de una gloria hasta ahora desconocida.

Durante esos 99 años, cumplidos apenas, la Constitución fue transformada, modificada, ampliada y reescrita casi en la mayoría de sus artículos.

Todo ha sido tocado y la transformación se convirtió en muchos momentos en desfiguro, como han advertido juristas especializados como Héctor Fix Fierro o Diego Valdés, quienes desde elle Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional, se afanan en reinterpretar el texto (o al menos escribirlo de manera más correcta) y limarle las púas de contradicciones, pésima redacción, ambigüedades y calamidades gramaticales, pero en el fondo de restaurar el espíritu original cuya identidad ahora nadie reconoce.

Pero si hemos dispuesto de casi un  siglo entero para distorsionar, ampliar, engrasar y dejar irreconocible la Constitución, a la par de los actos interminables de veneración imaginaria e incumplimiento cotidiano, los mexicanos nos aprestamos a crear ahora una nueva catedral jurídica donde postrados en la oración  republicana y convocamos a una Asamblea Constituyente, una d cuyas iniciativas será presentada por 28 magníficos, notables,prestigiados ciudadanos de la capital del país, quienes en docto afana pernearán por encargo del reformador jefe de Gobierno, Miguel Angel Mancera, un documento básico sobre el cual los futuros escribanos (no se sabe si alguno de los redactores será también diputado) trazarán los lineamientos del nuevo método de organización legal de la nueva capital, esa desde ahora ya denominada por sis modernas siglas como de aeropuerto o máquina de cómputo, CDMX.

Si uno revisa la lista de los notables convocados por Miguel Ángel Mancera, en cuya coordinación está el siempre visible siquiatra Juan Ramón de la Fuente, cuyo currículum no requiere reproducción pues de todos conocido, se va a encontrar el olimpo de lo políticamente correcto.

La tendencia visible hacia la cual se orientará la Constitución Política de la Ciudad de México, es en favor de los derechos humanos y las libertades sociales. Es la consagración jurídica (o lo será) del sistema de libertades y derechos ampliados cuya irrupción ha hecho del antiguo DF una ciudad de vanguardia en cuanto a la forma de vivir de las minorías y por tanto de la mayoría.

Estos son los hombres y mujeres (o mujeres y hombres, para no ofender a nadie) con quienes la ciudad espera lograr una acta de nacimiento. Como se ve todos tiene un denominador común: la corrección política, la modernidad, la ambición modernizadora, la eficacia, el disfrute intelectual, el gozo artístico en algunos casos y (obvio dirán los jilgueros) el amor por la ciudad.

Unos ya vieron pasar sus mejores días; otros apenas disfrutan de ellos. Los hay en el Colegio Nacional y en el espejo de sus medallas olímpicas. Hay sacerdotes y sacerdotisas del danzón; hay escritores y señoras de alcurnia, hay feministas desbocadas y feministas controladas. Y como en las boticas hay de todo, menos lo ausente de las apotecas.

Esta es la lista:

1.-Miguel Gerónimo Barbosa Huerta;

2.-Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano;

3.-Lol Kin Castañeda Badillo;

4.-María Leoba Castañeda Rivas;

5.- Miguel Concha Malo;

6.-Carlos Cruz Santiago;

7.-Alejandro de Jesús Encinas Rodríguez;

8.-Enrique Fernández Fassnacht;

9.-Aidé García Hernández;

10.-Juan Luis González Alcántara Carrancá;

11.-Mónica González Contró;

12.-Clara Jusidman Rapoport;

13.-Marta Lamas Encabo;

14.-María Guadalupe Loaeza Tovar;

15.-Ana Laura Magaloni Kerpel;

16.- Ifigenia Martha Martínez y Hernández;

17.-Mauricio Merino Huerta;

18.-Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega;

19.-Loretta Ortiz Ahlf;

20.-Enrique Ortiz Flores;

21.-Ariel Rodríguez Kuri;

22.-María de Lourdes Rojo e Incháustegui;

23.-Pedro Salazar Ugarte;

24.-Gustavo Ramón Sánchez Martínez;

25.-Martha Sánchez Néstor;

26.-Francisco Valdés Ugalde;

27.-Juan Luis Villoro Ruiz; y,

28.-Alicia Ziccardi Contigiani.

Al mismo tiempo el Instituto Nacional Electoral, por primera vez ocupado en convocar a una labor de esta naturaleza, ha emitido (anteayer) los requisitos para formar desde la independencia de los partidos, el grupo de ciudadanos independientes con interés de formar el cuerpo legislativo, pues una cosa es un grupo de notorios y notables capaz de redactar un proyecto (una iniciativa presentada al final por el GDF) y otra tener capacidad legislativa. Ese privilegio le queda a la Asamblea Constituyente.

Pero como todo en México ya ha surgido una agrupación con el mismo afán. Morena, el movimiento regenerados (dicen), convertido en partido político bajo el mando de Andrés Manuel López Obrador también presenta su grupo con idénticos afanes.

Así lo informo “La jornada”:

“La dirigencia capitalina del partido Morena presentó ayer al grupo de especialistas que habrán de elaborar su propuesta de Constitución de la Ciudad de México y los temas que contendrá.

“Una vez concluido este documento se entregará al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera para que puedan retomarse sus planteamientos y se incorporen a la iniciativa de Constitución que por ley presentará Miguel Ángel Mancera a la Asamblea Constituyente para su discusión.

Durante un evento realizado ayer, Martí Batres, líder de Morena-DF y Clara Brugada, presidenta del Consejo Estatal,  presentaron al Consejo Redactor, conformado por 100 personalidades que elaborarán la propuesta de este partido político.

Entre ellos están: Bernardo Bátiz, Jaime Cárdenas, John Ackerman, Lorenzo Meyer, Héctor Díaz Polanco, Luisa Alcalde, Edgar Cortez, Enrique Dussel, Enrique Semo, José Agustín Ortiz Pinchetti, Paco Ignacio Taibo II, Rocío Lombera, Jaime Rello, Ernestina Godoy y Jaime López Vela”.

Así pues los “políticamente correctos” ven cómo se acercan desde la sombra del gobierno paralelo los “políticamente más correctos”.

Si se suman los 28 propuestos por el jefe de gobierno y los 100 anunciados por Andrés López (para abreviar), tenemos 128 cerebros en acción. La asamblea constituyente tendrá cien integrantes. O sea, hay más para el recetario y menos en la cocina.

Pero más allá de los afanes constitucionales hay un elemento importante: los tiempos sexenales nos indican una buena oportunidad para conformar equipos políticos. En el caso de López no es necesario adivinar quiénes son sus leales, sus incondicionales y sus seguidores. Algunos lo han  acompañado desde el gobierno de la ciudad y en su interminables campañas por la Presidencia, de las cuales el gobierno urbano fue apena una estación para consolidar una fuerza.

Pero en el caso de Miguel Ángel Mancera, cuyas intenciones de jugar por la presidencia ya no son un sectario para nadie, muchos de esos nombres de simpatizantes no se sabe su se pueden inscribir en la relación de los adeptos, seguidores o incondicionales.

Estas convocatorias múltiples casi nunca dan un resultado único.La redacción del texto constitucional es apenas un primer paso en el proceso legislativo y no debe ser considerado como algo definitivo: los partidos y los designados al “congresito», dirán y escribirán las últimas palabras.

Esto nos nada más allá de un intento de exhibir capacidad de convocatoria y musculatura política o anunciar cómo se comienza a construir.

Es la segunda banda de la carambola.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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