Instituto Electoral del Estado de México

Ignoro si es verdad todo cuanto los refranes populares dicen. No si es cierto pero desde muy joven escuché sobre quienes nacen para maceta y no salen del corredor o la relativa sabiduría de los viejos por encima de los diablos o cómo un clavo saca otro clavo; una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones y no por mucho madrugar amanece más temprano y una enorme cantidad de frases hechas, consejas, dichos con los cuales se puede crear una enciclopedia del lugar común, sin necesidad de acudir a la tienda gringa y comprar una tarjeta Hallmark o leer a Paulo Coelho.

Ya todo está dicho, lo cual no implica su certeza.

Hasta el pobre Don Quijote, abrumado por la zumbadera de Sancho Panza quien  desde su ignorancia rústica se explicaba en  todo momento el mundo con refranes,  le decía muy serio y fatigado:

“- También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.

“- Eso Dios lo puede remediar -respondió Sancho-; porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros; pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo.

“Mas yo tendré cuenta de aquí adelante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo; que en casa llena presto se guisa la cena; y quien destaja no baraja; y a buen salvo está el que repica; y el dar y tener, seso ha menester.

“- ¡Eso sí, Sancho! -dijo don Quijote-. ¡Encaja, ensarta, enhila refranes; que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre y yo trómpogelas!

“ Estoyte diciendo que excuses refranes y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando, como por los cerros de Úbeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito; pero cargar y ensartar refranes a troche y moche, hace la plática desmayada y baja”.

Pero a pesar de los consejos de Don Alonso, a la menta de este redactor ha llegado uno de ellos: elogio en boca propia es vituperio.

Vituperio significa claramente “deshonra o humillación”. Eso quiere decir, quien  hable de su persona  con desmedido elogio, con exaltación de sus capacidades, con alzamiento de sus potencias, con estímulo de su narcisismo, se está deshonrando a sí mismo.

No sé si sea cierto, en verdad, pero cuando leo las palabras de la señora Margarita Zavala, tan recatada ella, tan sencilla, tan  siempre a la sombra de su marido cuando el sol sexenal había cegado a otras damas de la Casa Presidencial, no me queda sino recordar el sencillo refrán.

–¿Y cómo dijo de sí misma la dama del perpetuo rebozo?

Pues así nada más (dice el diario Milenio en una entrevista de Juan Pablo Becerra Acosta):

“Luce distinta Margarita Zavala. Menos parca, más elocuente. Se atreve a decir que para estar en la presidencia de la república, para ser la primera comandante en jefe de las fuerzas armadas, ella es mejor, ni más ni menos, que… todos: que Andrés Manuel López Obrador, Miguel Ángel Mancera, Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Manlio Fabio Beltrones, “El bronco” (Jaime Rodríguez Calderón), Ricardo Anaya, Gustavo Madero y Rafael Moreno Valle.”

¿La quiere usted así nomás o la peinamos de chongo?

–Si te puedo decir que conozco a México mejor que todos los nombres que tú me mencionaste, le dice al reportero.

Uno entiende, poco pero a veces, y estos desplantes son precisamente para llamar la atención. Es como la niña cuyo berrinche en la primaria era para ver si su papá la volteaba a ver y dejaba de hacerles caso a sus hermanos por encima de ella. Es obvio. Se trata de una provocación, pero en el fondo no deja de ser ilustrativo de un pensamiento profundo.

–Espejito, espejito, ¿quien es la más bonita?, le preguntaba la reina malvada al azogue encantado desde cuya  pulida superficie salía una voz para elogiarla. Pero un  día llegó Blanca Nieves y, bueno, la historia todos la sabemos.

Yo personalmente no le considero a MZ capacidad política superior a la de ninguno de los caballeros en su lista de potenciales derrotados (con lo personal no me meto) . Bueno, no la creo ni siquiera superior a Felipe Calderón quien  la estimula y utiliza para lograr una reelección por la vía conyugal.

Eso es todo. Lo demás es ver como se alimenta un recién nacido cada tres horas.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

2 thoughts on “Los elogios y los vituperios”

  1. Señorón Don Rafael Cardona , simplemente soy un fan de usted por su sensibilidad para abordar cualquier tema . Lo saludo con admiración y respeto . Atte. Arq. Adalberto Puente Santa Ana.

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