Instituto Electoral del Estado de México

Enrique+Peña+Nieto

Quizá sin una intención de crítica directa, Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, en el foro sobre “Compromisos por México”, ha planteado como riesgos futuros, dos características ya presentes en la vida pública, cuya profundidad puede ahondarse si no se actúa pronto, hasta convertirlas en rasgos indelebles en la segunda mitad del gobierno de Felipe Calderón: la polarización (presente desde el 2006 y aún no desterrada) y la parálisis institucional.

La polarización significa ausencia de opción. Maniqueísmo, blanco y negro.

Parálisis institucional, pérdida de las facultades del Estado y sus mecanismos de operación desde el gobierno.

Peña Nieto convocó en Toluca a un foro nacional sobre los “Compromisos por México”; o sea, el análisis de fondo sobre las cuestiones en torno de las cuales al país le urgen definiciones y posteriormente acciones.

En la inauguración, dijo: “Este año, conmemorativo del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana, nos ofrece una oportunidad invaluable para construir una visión de país que nos convoque a todos, que evite polarización social y la parálisis institucional”.

Obviamente este foro (cuyo desarrollo, ocupará hasta el miércoles de esta semana con una notable concurrencia de ponentes expertos) tiene dos finalidades. La primera: mostrar una faceta de compromiso analítico y después darle estructura intelectual e ideológica a la proclamada aspiración de lograr para México un “Estado eficaz”.

Esta tesis central en la oferta política (con el tiempo puede ser oferta electoral) de Peña Nieto se basa en la necesidad de contar con un Estado apto con posibilidad de garantizar todos los derechos individuales y sociales de los mexicanos; “que erradique la pobreza y disminuya significativamente la desigualdad; que permita que el país crezca a su real capacidad y logre convertirse en una potencia como merece ser”.

La convocatoria de ayer de Peña es una prolongación lógica de los planteamientos del pasado 2 de marzo en la ceremonia conmemorativa de la erección del Estado de México, en la cual se trazaron líneas generales sobre cuyo contenido se puede basar un programa nacional de gobierno.

Peña profundizó en el tema de la pobreza y lo vinculó con la obra pública.

Dijo:

“Los dramáticos índices económicos de la primera década del siglo XXI son los más bajos de los últimos 50 años, tienen un comportamiento inferior, inclusive, al de la llamada década perdida en los 80, y si queremos un mejor futuro para el país, debemos partir de reconocer que en el trabajo parlamentario, en el funcionamiento del pacto federal, en el ámbito político cotidiano, se han multiplicado los obstáculos, las querellas y las divisiones que impiden tomar decisiones, impulsar los verdaderos cambios y atender las prioridades reales de la población.

En el primer día de trabajo del foro participaron los representantes de los poderes Legislativo y Judicial del Estado de México, así como el diputado Ernesto Nemer Álvarez, Baruch Delgado Carbajal y el inicio del debate se dio con la conferencia magistral del ex presidente colombiano César Gaviria Trujillo.

REDES SOCIALES

No lo logró el narcotráfico. No lo habían hecho posible el Ejército ni mucho menos el Congreso. Pero las “redes sociales” y los rumores propalados sin origen conocido, sí pudieron. Suspendieron las actividades; decretaron un misterioso “toque de queda” y clausuraron la ciudad de Cuernavaca.

El gobierno de Marco Adame se quedó en la orilla, en la cuneta de una carretera por donde circulan todos, menos él. Las decisiones ya no las toma la administración estatal; las imponen los dedos invisibles de miles de Blackberries y computadoras domésticas.

Si en el Nueva York de los años 30 Orson Welles hundió en el pánico a la sociedad americana con una literaria invasión de marcianos, hoy las irresponsables redes de la dispersión sin cuenta sembraron el pánico y le echaron llave a las puertas de miles de casas, negocios y centros nocturnos.

Encerrada como una monja, por sus propios miedos, la ciudad de Cuernavaca es un ejemplo de cómo se ha diluido la función del Estado. Ya no puede siquiera parar un rumor. Su debilidad es tanta como para generar desconfianza en lo institucional y credibilidad ante el chismorreo. A eso quizá se pudo referir Peña Nieto con el binomio descrito al inicio de estas líneas: polarización y parálisis.

En ese sentido, el editorial de León García Soler en La Jornada de Morelos es impecable:

“El llamado a la cordura, a no hacer caso de rumores mal intencionados, ha provenido de actores políticos y representantes de los sectores sociales morelenses y no, como era de esperarse, de las autoridades de los tres ámbitos de gobierno.

“Por su parte, empresarios, hombres de negocios e industriales insisten en que las autoridades tienen la responsabilidad constitucional de mantener el orden público y garantizar la seguridad a la ciudadanía, y por ello demandan cambios de estrategia y acciones más eficaces en la lucha contra los delincuentes”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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