Instituto Electoral del Estado de México

El gran escritor estadunidense, Truman Capote, utilizó como epígrafe para titular su última novela, un pensamiento de Santa Teresa: “más lágrimas se derraman por las plegarias atendidas que por la no respondidas”. Ignoro en cuál morada de Santa Teresa se halla dicha reflexión, pero hoy le viene bien a México, en un sentido o en otro.

–¿Cuál de las dos invitaciones a los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos le acarreará más lágrimas y quebrantos a México? ¿La atendida por Donald Trump o la rehusada por Hillary Clinton?

Personalmente, y en contra del pensamiento teresiano, la segunda será –a la larga—mucho más nociva. Y eso ya es decir.

Han corrido en estos días amargos ríos de tinta por la muerte de Juan Gabriel pero quizá hayan sido más las aguas ácidas vertidas para condenar la entrevista Peña-Trump. Y en días por venir este redactor, en su papel de conductor de televisión, aportará una reflexión en conjunto sobre la esperanza de nuestras futuras relaciones con los estados Unidos, esperanza ésta aplicada no como virtud teologal, sino como necesidad ante el porvenir.

¿Y ahora, a la vuelta de la esquina qué nos espera?

La serie “Desde el Congreso”, producida por la Cámara de Diputados y divulgado por el canal legislativo, reunió a diputados de todas las tendencias.

Víctor Manuel Giorgana del PRI; Agustín Basave, del PRD; Clemente Castañeda del Movimiento Ciudadano; Gustavo Guizar del Encuentro Social y Virgilio Caballero de Morena. Como en pocos casos hubo unanimidad. La entrevista con Trump es el peor error político de este gobierno. Ya después cada quien matizó el error (especialmente Giorgana, lo cual es obvio) de acuerdo con sus conveniencias.

Pero la pregunta central fue simple:

–Le hará más daño al país la entrevista rechazada por Hillary Clinton o la aceptada por Donald Trump.

Ahí las opiniones se dividieron como podrá advertir quien mire la emisión de TV (la fecha aun no la conozco). Imposible reproducir aquí lo dicho durante casi una hora por cinco personas. Pero apunto mis propias reflexiones.

La declinación clintoniana será mucho más dañina sobre todo por el muy probable triunfo electoral de Hillary. El enojo se prolongará durante mucho tiempo y no es lo mismo enfrentar la furia de una candidata a la ira de una presidenta cuyo sentimiento personal cuenta también un poco.

Si por el contrario, Trump llegara a ganar la presidencia, el episodio mexicano será una anécdota más de la campaña. Ni se moverá un ápice en sus convicciones delirantes, ni cederá en el asunto del muro (no lo edificará, pero hará una obra menor para justificarse) y llegará a la pelea verdadera después de haber tumbado en la lona a quien voluntariamente se prestó a ser su “sparring”.

Por otra parte se debe considerar el efecto interno. Las consecuencias electorales de esto en las campañas nacionales por venir dentro de un año, serán desastrosas para el PRI. Los opositores, sean del color cualquiera, van a contar con un propulsor infalible: el nacionalismo. El fácil nacionalismo de poner en el escenario la traición a la patria (como dijo en el programa ya granado el diputado Virgilio caballero).

Y si como dijo Dashiel Hammet, la patria es el refugio de los cobardes (o la invocación a la patria) el nacionalismo es el refugio de los oradores de oposición, dentro o fuera de la plaza y la calle.

La aceptación de Hillary hubiera –en ese sentido–  equilibrado las cosas. Una vez hablando con las dos partes, el recurso se habría justificado. ¿Quién cometió el error de no calcular estas cosas ahora tan obvias y visibles?

Culpable quien sabe, pero en estos asuntos sólo hay un responsable. Por eso el Poder Ejecutivo es unipersonal. Y si sus potencias y privilegios son intransferibles, también las consecuencias de sus actos.

Sin embargo en este sentido Agustín Basave (ex embajador de México en Irlanda y conocedor de la diplomacia, así haya sido diplomático por poco tiempo) propone una solución: para demostrarle a la señora Clinton que este no fue un caso en su contra, el presidente debe despedir a Luis Videgaray. Su cabeza podría saciar el apetito de venganza.

Yo ignoro si eso puede ser así; pero el enfoque es interesante al menos.

Por lo pronto la seca brusquedad de la respuesta de la señora Clinton no permite esperar nada bueno en los años por venir, en el agónico bienio restante:

“El periodista David Muir pregunta a Clinton si aceptará la invitación para ir a México antes de la jornada electoral. Clinton, según un resumen distribuido por la cadena de televisión, responde:

–“No”.

“Y añade:

–“Seguiré centrándome en lo que estamos haciendo para crear empleo en casa, en lo que estamos haciendo para asegurarnos de que los americanos tengan las mejores oportunidades en el futuro”.

“Este lunes por la noche, la secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, Claudia Ruiz Massieu, ha contestado a Clinton en Twitter:

«Mantenemos una comunicación permanente y productiva con la campaña de Clinton. Entendemos y respetamos su decisión de posponer el momento de mantener un encuentro. Los gobiernos de ‪#México y ‪#EUA tienen una relación multidimensional, madura y sólida».

Ya pa qué…

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

1 thought on “Respuestas y declinaciones”

Deja una respuesta