Instituto Electoral del Estado de México

290710-1c

En distintas partes del mundo y por diferentes razones, en estos días se han votado, o están en proceso de decidirse en cuanto a su constitucionalidad, dos leyes restrictivas. Una en Cataluña para prohibir la fiesta de toros, y otra en un tribunal de Arizona para prohibir a los mexicanos.

Una de esas leyes, cuya votación de 68 a 55 cerrará las plazas de Cataluña (la más grande es la Monumental de Barcelona, pues Las Arenas ya no se usa), tiene como fundamento moral proteger a los animales de le crueldad de la corrida.

La otra ley, la SB 1070 en manos de la juez Sisan Bolton y de cuyo desenlace se daría la madrugada de hoy, protege a fin de cuentas a la “raza blanca”, cuyos puestos de trabajo, tranquilidad, seguridad vecinal y quién sabe cuantas cosas más están amenazadas por los “prietos ilegales” cuyos pies deben caminar al sur.

Cualquiera podría criticar el análisis simultáneo de dos asuntos de tan distinta naturaleza. Una ley migratoria excesiva y racista y una restricción a una pachanga de señores vestidos con medias y lentejuelas, espada en mano.

Pero en el fondo hay asuntos similares. El primer caso es una especie de “apartheid” binacional: ustedes allá, nosotros acá. Un atropello a la pluralidad continental entre países con tratados de cooperación económica y de todo tipo firmados desde hace muchos años.

En el segundo, se veta una expresión cultural con la finalidad de minar la unidad en la diversidad.

Para nadie es un secreto la múltiple composición de España. Cataluña tiene identidad, idioma e historia propios, asentado en la península ibérica y políticamente parte del reino de España. Prohibir los toros en Cataluña implica darle un estatuto distinto en cuanto a un distintivo cultural, lo cual no sucede ni en Valencia, ni en Andalucía ni en el País Vasco.

El diario El País dice:

“La ley entrará en vigor el 1 de enero de 2012, por lo que a los taurinos catalanes les queda año y medio para disfrutar de los astados en la Monumental. Los pronósticos no han fallado, y la libertad de voto de los dos grandes partidos, CiU y PSC, ha acabado decantando la votación. La mayoría de diputados nacionalistas se han inclinado por el Sí; los socialistas han optado principalmente por el No. Pero la diferencia entre unos y otros ha sido insalvable”.

Dos de los toreros más importantes de España, Julián López, El Juli, y Enrique Ponce, han analizado así (ABC) el fondo del caso:

“La prohibición –JL– significaría mucho más de lo que se creen los propios catalanes, aficionados o no: algo esencial de nuestra cultura, nuestra tradición, nuestra historia… Además, supondría una gran pérdida en un sector económico importante, que da de comer a muchas familias.

“Por supuesto, sería un desastre ecológico: la desaparición de hectáreas dedicadas a la cría del toro bravo. Y, en definitiva, la extinción de este maravilloso animal: ¿Es eso lo que quieren?”.

Enrique Ponce: “Ante todo, supondría una gran claudicación. Muchos catalanes, aficionados o no, están en contra de esta barbaridad. Los toros son la Fiesta mítica española por excelencia. Esta es una batalla del nacionalismo catalán. Para mí, está clarísimo: Cataluña forma parte de España, exactamente igual que Valencia, Andalucía, Extremadura…

“Todos juntos formamos un gran país. Por eso, la prohibición sería un paso muy malo, mucho peor que el hecho de que haya o no corridas de toros. No es esto lo único que pretenden, no van por ahí los tiros”.

Y en cuanto a la ley Arizona, pues no hay mucho más por decir. Si bien son ciertas las críticas a los sucesivos gobiernos mexicanos cuya válvula de escape ante la falta de empleo y actividad económica suficiente en el país ha sido la emigración indocumentada a Estados Unidos, también lo es la patológica salida de los más conservadores en el norte, quienes usan el miedo como motor de la persecución y la expulsión:

Si los mexicanos (centroamericanos y sudamericanos) documentados o no están en Arizona, algunos desde hace décadas es por su utilidad económica. Ni son parásitos ni son delincuentes, aun cuando alguno aisladamente se haya desviado del camino productivo. Pero en términos generales se trata de una comunidad industriosa, trabajadora y cooperativa.

OAXACA

Eviel Pérez Magaña, actual líder del PRI en Oaxaca, fue candidato en las recientes elecciones y perdió ante Gabino Cué Monteagudo, quien ya había sido derrotado por Ulises Ruiz, el cual a su vez impuso a Eviel como candidato.

Días después, sin aludirlo directamente, el secretario general del PRI, Jesús Karam, culpó a la mala selección de candidatos las derrotas de Sinaloa, Puebla y Oaxaca.

Eviel se molestó y envió esta comunicación descalificando las declaraciones del jerarca; apunto lo injusto de esos señalamientos, pues ignoran el esfuerzo de los priistas en esos estados.

Pues sí, tras de cornudos, apaleados.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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