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Asesinato del Negro Saldaña. Nuevo León en linea

No se sabe quién los mató ni quién les dejó tan singulares y bíblicos mensajes denunciando sus culposas conductas, pero de acuerdo con la fanfarronada del alcalde Fernández, bien pudo haber sido cometido quizá por un grupo “rudo” y de “limpieza” organizado al margen de la ley en San Pedro Garza García.

Si la tecnocracia priista le abrió las puertas al neoliberalismo ante el deterioro de un modelo económico, el panismo (hasta ahora fracasado en su lucha contra el crimen) les podría estar entregando las llaves de la casa a los fascistas criollos al estilo de Mauricio Fernández, alcalde de San Pedro Garza García.

Y no es fascista el señor Fernández (o fascistoide) por perseguir delincuentes.

Lo es por creerse él mismo por encima de toda ley y concebir desde el poder público la fuerza clandestina como una herramienta justa y útil. Ésa es una de las características de todos los extremistas y los iluminados. Se dicen superiores (o creen serlo) a todo dictado moral, social, político o legal. Les basta con su infalible narcisismo.

Mauricio Fernández, de quien ya nos hemos ocupado en este espacio gracias a sus muchos dislates y confesiones comprometedoras como sus mariguanadas, sus acercamientos con delincuentes y su habla “franca y directa”, ha dicho varias cosas en días recientes, entre ellas una clarividencia sobre la identidad de un hombre muerto a miles de kilómetros de su casa.

Todos sabemos la historia de cuatro asesinados en la ciudad de México la semana pasada (el viernes), cuya identidad se desconocía aquí y fue revelada con inexplicable anticipación por el alcalde durante su toma de protesta como presidente municipal tras haber anunciado su intención de crear grupos de “limpieza”.

No importa si El Negro Saldaña (como sus tres acompañantes) era un secuestrador, un asesino o un narcotraficante o todo eso junto.

En el caso de los muertos encontrados en el DF horas después de la confirmación de su muerte en Monterrey —cuya investigación ya fue atraída por la PGR (el procurador y el alcalde pertenecen al mismo partido político)—, se trata de un cuádruple homicidio y como tal es un delito.

No se sabe quién los mató ni quién les dejó tan singulares y bíblicos mensajes denunciando sus culposas conductas, pero de acuerdo con la fanfarronada del alcalde Fernández, bien pudo haber sido cometido quizá por un grupo “rudo” y de “limpieza” organizado al margen de la ley en San Pedro Garza García.

En este sentido, Fernández fue prolijo ayer en su recorrido radiofónico. Habló con periodistas afines (un merolico mañanero se dedicó a aplaudirle por sus “tamaños”) y con otros más inquisitivos, como Joaquín López Dóriga, a quien de plano le dijo:

“¡Quieren que yo respete todo!, pues ¿de que se trata?”

El periodista le habló del absurdo de pensar en imponer la ley violando la ley y el jactancioso edil nomás decía:

“…Cuando se violente la ley, pues que me avisen, espero que no se ocupe (el grupo), pero que se tenga…”

Lo grave de esta forma de pensar y luego de actuar reside en varias cosas. Primero es inmoral, después es ilegal. Lo primero por utilizar las herramientas del poder legítimo para fines ilegítimos como asesinar a mansalva o matar a secas, sin necesidad ulterior de calificar la violencia. Un asesinato lo es excepto en los casos previstos por la ley, como la legítima defensa de la propia vida.

Y es ilegal por apartarse de lo expresamente explícito en la Constitución, cuyo contenido los funcionarios públicos juran cumplir.

“Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni ejercer violencia para reclamar su derecho”, dice el artículo 17 de la Constitución y, hasta donde uno sabe, la Carta Magna también tiene vigencia en San Pedro Garza García.

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No se sabe quién filtró esta “manzana envenenada”, pero se trata de algo como “El beso del diablo”: Jorge Serrano Limón alaba a Raúl Plascencia y a Luis Raúl González, aspirantes a la presidencia de la CNDH, como los únicos con méritos para el cargo. ¿Los dos?

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Poco antes de terminarse el trabajo legislativo en el Senado en torno del monstruo fiscal de todos conocido, Manlio Fabio Beltrones dijo:

“…Ojalá de este acuerdo, por insatisfactorio que les parezca a algunos, porque no es lo que pensamos, nos invite inmediatamente después de salir de la coyuntura a sentarnos a producir, ahora sí, un verdadero acuerdo; un acuerdo que nos satisfaga a todos en lo que deba ser la propuesta de ingresos y egresos”.

Ayer el Presidente repitió la idea para hallar “la ruta económica que nos permita acelerar el crecimiento y el empleo”, a través de “un verdadero pacto”. ¿Como los de Miguel, de la Madrid?

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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