Instituto Electoral del Estado de México

300110-1o

Ni siquiera hemos llegado al pago con tamales del hallazgo de los niños en la Rosca de Reyes –los únicos a cuya adopción gastronómica pueden acudir todos sin pleito–, y ya estamos los mexicanos en este año Centenario y Bicentenario, con un par de broncas en contra de quien se ponga enfrente; una vez más entrampados en las querellas; en disputas polarizantes; en la división de los campos ideológicos o al menos partidarios y si mucho nos apresuramos facciosos y personalizados.

“Peleo, luego existo”, dice el cartesianismo mexicano.

Hoy con lanza en ristre, el jefe del Ejecutivo se lanza contra varios monstruos del presente perredista y del pasado priísta o de la maldad sin tiempo ni credencial. ¡Vade retro!

Allí están algunos partidos y también quienes a la reforma política se oponen ( o al menos se oponen a aprobarla tal cual) y por acá se hallan los heréticos y apóstatas de la homosexualidad; matrimonio de los diferentes y la adopción de menores determinados (condenados dicen algunos), sin saberlo, a vivir en un ámbito familiar estigmatizados y (se quiera o no) mal vistos y en muchos casos marginados por una sociedad aparentemente machista y a fin de cuentas conservadora excepto cuando proclama justicias y respetos en abstracto mientras practica injusticias en concreto.

Pero vayamos por orden.

–¿Cuáles son estos dos campos de batalla por donde ya galopa furiosa la caballería del conservadurismo católico? ¿Dónde están los clavos en llamas de los cuales se cuelga la menguada presidencia del segundo panista de Los Pinos?: La batalla por la Reforma Política, primero, y la impugnación jurídica del matrimonio homosexual y la adopción por parejas del mismo sexo, después.

El primero.

La defensa de la Reforma Política de Felipe Calderón, emprendida con una enjundia sin límite ni fatiga por… Felipe Calderón, se sostiene discursivamente en una fulminante pieza oratoria en la cual el Congreso actual estafa a los ciudadanos, en un ambiente de limitaciones graves a los derechos políticos de los ciudadanos a quienes se busca “empoderar”, como dice el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont.

Ahí, en una extraña convocatoria, el Presidente conmina al PAN a dirimir las cosas en las calles, fuera de las maquinarias de los partidos a las cuales el pueblo iluminado desmontará en acción redentora.

Leamos sus palabras:

“…Y lo que la sociedad quiere es, en mi opinión, una Reforma Política que dé poder a los ciudadanos, que amplíe sus facultades y que les permita tener voz y voto, cada vez más amplia, en los asuntos nacionales. Ese es, precisamente, el objetivo y es el eje de la Reforma Política que presenté.

“Lo que necesitamos ahora es salir a explicarle al ciudadano las ventajas que tiene esta Reforma. Ampliar la discusión para que salga, precisamente, de los recintos de los políticos y se tome en las calles y en la verdadera, en la profunda opinión pública, que es la de los ciudadanos.

“Es necesario que todos y cada uno de nosotros nos convirtamos en un portavoz eficaz de lo que queremos, que expongamos con claridad las principales ventajas que tendrán para los ciudadanos cada uno de los puntos que la componen…”

Para comenzar debemos analizar estas expresiones: “ampliar la discusión para que salga de los recintos políticos y se tome en las calles”, dichas cuando en el Senado de la República (recinto político de alta importancia) se llevaba a cabo un foro en torno de la tan traída y llevada reforma, resultan al menos una descalificación del intento institucional de consulta.

A este respecto, humildemente este redactor confiesa su ignorancia y sostiene desconocer alguna decisión trascendental de la vida pública tomada en las calles. Ninguna. Ni siquiera en las plazas y avenidas se decidió el resultado electoral del 2006 y eso a pesar del asalto urbano ordenado por el “Presidente Legítimo”.

En las calles se expresan voces, se manifiestan posiciones y adhesiones; se muestra la musculatura de quienes la tienen, se amedrenta o se desfila, pero no se decide. Si fuera de otro modo podríamos entonces mandar al diablo a las instituciones.

Las palabras del Presidente tienen doble importancia. Primero por ser él quien las pronuncia. Y después , por haberlas dicho en un foro excluyente (o partidario, como se quiera): la sesión plenaria del PAN en la ciudad de Puebla de los Ángeles.

En esas condiciones el Ejecutivo no le hablaba a sus gobernados; les daba instrucciones a sus correligionarios: “…que todos y cada uno de nosotros (¿quienes somos nosotros, los mexicanos o los panistas?) nos convirtamos en un portavoz eficaz de lo que queremos…”

Sin embargo el Presidente, cuyo obvio compromiso es exponer, defender y promover sus ideas, como esta Reforma, usa argumentos arrolladores. No sólo por su vehemencia sino por confundir la Presidencia con la militancia.

“Estoy convencido de que la iniciativa es absolutamente perfectible, que puede ser mejorada; que las propuestas, en sus consecuencias o en sus contenidos, pueden y quizá deban ser modificadas.

“Y estoy plenamente consciente de que ese debate, si se da bien (o sea; si me es favorable), enriquecerá al país. Y también, lo sé, que se opondrán a ella, por muchas razones y mucha gente. Pero, seguramente, quienes privilegian las maquinarias partidistas, por encima de los ciudadanos, seguirán optando por un sistema político cerrado y bajo su control”.

En este sentido nos deberíamos preguntar si en verdad los opositores a esta reforma representan y operan un “sistema político cerrado y bajo su control”.

Ese entorno, hasta donde este pobre redactor recuerda, desapareció en México hace mucho tiempo. Al desplazamiento del sistema cerrado y de control único por parte de un solo partido, se le llamó alternancia democrática y supuestamente en ella, con sus limitaciones, carencias; contradicciones y particularidades, vivimos.

El presidente habló (el martes) en un foro partidario, después de haber escuchado las palabras de rechazo a su propuesta desde la otra esquina. El lunes, durante la apertura de las mesas analíticas del Senado en el seminario sobre la Reforma, Beatriz Paredes tomó unas tijeras y le cortó las alas a algunos de los pájaros principales del aviario calderonista:

“El debate sobre las candidaturas independientes se tiene que dar no desde el ideal democrático de una sociedad civil ampliamente participativa y con alta densidad ciudadana, sino desde el hecho inusitado del híper activismo de los grupos de ultraderecha, que quizá crean que en la confusión que impera en algunos temas los llevará a tomar el poder político. Desde el PRI les decimos, ¡no pasarán!”

Evidentemente la presidenta del PRI no se refería al conjunto de las iniciativas, ni siquiera a las candidaturas ciudadanas en su cabal amplitud, sino al aprovechamiento de grupos de ultraderecha de la confusión imperante, pero esa negativa al paso, cuyo simple enunciado evoca los gritos (por cierto fracasados) de los republicanos en las barricadas madrileñas en la Guerra Civil española fue suficiente para encender la corta mecha del Ejecutivo.

“La democracia parte del principio de la capacidad de los ciudadanos para tomar las decisiones que más bien común puedan generar.

“Quien piensa que los ciudadanos son incapaces de distinguir lo que les beneficia de lo que les perjudica, parte de una falsa premisa (López O. dice, el pueblo no es tonto; es tonto el que cree que el pueblo es tonto. Las masas populares poseen un poder creador ilimitado, pensaba Mao).

“Este esfuerzo de transformación debe estar encabezado por los ciudadanos. Si la resistencia viene de los aparatos burocráticos partidistas deben ser los ciudadanos los que rompan tales aparatos…

“Nadie puede, desde los partidos políticos, pretender que sus razones están por encima del urgente reclamo de los ciudadanos por hacer de la democracia no sólo un sistema electoral, un sufragio efectivo, sino un sistema que dé respuesta a las preocupaciones y necesidades de la sociedad; es decir, una democracia efectiva. Pasemos del sufragio efectivo a la democracia efectiva”.

Vale la pena recodarlo. Esta es la segunda convocatoria para desmantelar los partidos políticos, así se les llame “aparatos burocráticos partidistas”.

La primera fue en junio del año pasado. Así se publicó:

“El presidente Felipe Calderón Hinojosa dijo que la vida política del país cambiará el día en que los mexicanos hagan “plenamente suya la política”, por lo que exhortó a la sociedad a participar y hacer nuevos partidos, y si éstos no convencen, hacer otros.

“Queremos mejores representantes, que haya mejores ciudadanos postulándose como representantes; queremos esos partidos, hagamos esos partidos, participemos en ellos, y si no convencen éstos, hagamos otros”, propuso el mandatario al inaugurar el Foro Nacional Seguridad con Justicia, convocado por el empresario Alejandro Martí…

“… la ausencia de mejores ciudadanos en la política es lo que crea la presencia de los peores políticos en la vida pública”.

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La más fuerte acusación del Presidente en contra de los legisladores fue llamarlos estafadores.

“Pero mientras esto no ocurra, mientras los temas más críticos del país se guarden y se archiven por meses y por años, el ciudadano seguirá sufriendo una permanente estafa en la falta de decisión de quien lo representa.”

Esto en referencia a la necesidad de aprobar su punto reformista de la “Iniciativa preferente” cuya razón es obligar a un dictamen sin dilaciones. No necesariamente una aprobación. El fin de la “congeladora”, pues.

A este respecto Manlio Fabio Beltrones, promotor del ametrallado foro, dijo el jueves pasado:

“Pero si esa ya la votamos. De la Ley para la Reforma del Estado que discutimos hace dos años y que concluimos la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores, se elaboró una iniciativa que verdaderamente busca equilibrar el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, de tal suerte que surgió y se votó en el Senado y está en calidad de minuta en Cámara de Diputados, la iniciativa preferente para el Presidente de la República, a cambio de que el Presidente ceda el veto de bolsillo.

“¿Por qué? Porque ese veto de bolsillo, ese que le permite al Presidente congelar los decretos del Legislativo, como también el Legislativo puede congelar, por no haber iniciativa preferente, las iniciativas del Ejecutivo.

“Eso es lo que no los hace dialogar, entonces está más completa la que surgió de la Ley para la Reforma del Estado, y que ya nada más necesita decirle a sus diputados del PAN que la voten, en la Cámara de Diputados. Nos hubiésemos ahorrado este tema de la iniciativa.

“Creo que preguntando se equivoca uno menos”.

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Y en cuanto a la segunda batalla, cuya consecuencia de inevitable polarización ya está a la vista, se trata de la controversia promovida por la Procuraduría General de la República en contra de las modificaciones jurídicas en el DF cuyos cambios instituyen los matrimonios homosexuales y les permiten adoptar.

“La Procuraduría General de la República promovió ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación una acción de inconstitucionalidad en torno de los artículos 146 y 391 del Código Civil para el Distrito Federal, que regulan las figuras del matrimonio y la adopción, atendiendo a lo que establecen los artículos 4°, 14, 16 y 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

“Con relación a la reforma al artículo 146 del Código Civil capitalino, la PGR considera que se contraviene el principio de legalidad, pues la reforma se aparta del fin constitucional de protección de la familia concebida expresamente por el Poder Constituyente Permanente en 1974…

“…Por otro lado, la PGR considera que la reforma se aleja del deber estatal de salvaguardar el interés superior del niño, cuya supremacía ordena la Constitución Federal y cuyos alcances establecen los tratados internacionales y han interpretado los propios tribunales mexicanos”.

Si estos argumentos me los presenta un estudiante mío en la Universidad, lo repruebo, dice el jurista Miguel Carbonell quien augura una derrota jurídica en la Suprema Corte de Justicia para esta controversia, de la misma forma como fue abatida la anterior, cuando la fiscalía nacional se inconformó por la despenalización del aborto en el Distrito Federal.

“Con la presentación de la acción de inconstitucionalidad en contra de estas disposiciones legales del Distrito Federal, la Procuraduría General de la República reitera su indeclinable compromiso con la plena observancia de los derechos fundamentales de todos los mexicanos y con la vigencia de la supremacía constitucional y del Estado de Derecho”.

El artículo 4° de la Constitución dice a la letra:

“El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el desarrollo de la familia… los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral

Los ascendientes, tutores y custodios tienen el deber de preservar estos derechos. ”

Para los inconformes con la adopción por parte de homosexuales la tácita expresión “el varón y la mujer”, asociados con la organización y desarrollo de la familia, son evidencia jurídica suficiente para frenar a los “gay” y lesbianas en sus afanes de paternidad o maternidad en pareja.

Pero ellos se defienden diciendo con justeza, la condición de hombre o de mujer no se pierde, ni se modifica, ni depende por la preferencia sexual.

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Conforme avanzan los días y se acercan las fechas fatales de la sucesión política, los aspirantes van desplegando sus argumentos y tesis.

En días recientes el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto ha incorporado al discurso contemporáneo un concepto propio y notable: el Estado eficiente como aspiración y bandera. Primero lo hizo en una colaboración especial en el diario Reforma y después profundizó su idea en el foro internacional de Davos, Suiza.

El Estado eficiente, dice Peña, debe “crear reglas e instituciones democráticas que permitan satisfacer, en los hechos y no sólo en el papel, los derechos sociales”.

El concepto central de la tesis de peña pretende terminar con la vieja discusión entre eficacia y democracia, sobre todo a la luz de la propuesta actual de Reforma Política.

Son complementarias y conjuntas. “Lo relevante es que se preserven y renueven las instituciones democráticas, no que se vulneren, y que el concepto de Estado eficaz puede ser una guía para evaluar la conveniencia o no de cada una de las propuestas de la reforma política que se discuten en México”.

Peña, por otra parte, participó la mesa “Repensando las ciudades sustentables” y en el foro “Después de Copenhague ¿qué sigue?”, donde el presidente Felipe Calderón presentó sus ideas ante la problemática planteada por el calentamiento global.

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Uno hubiera querido –entre otras cosas para acabar con la estridencia– una investigación seria, rápida, profesional en el caso de Salvador Cabañas, pero por desgracia la Procuraduría General de Justicia del DF ha incurrido en las omisiones y errores tradicionales y algunos peores.

Hace años la segunda edición de OVACIONES; en un caso similar inmortalizó un titular: “LA PROCU; EN RIDI”

En aquel tiempo el ridículo se hacía por conveniencia secreta. Hoy la PGJDG se complica de manera imperdonable y humillante por su abierta dependencia del criterio de la televisora agraviada por las lesiones a su máxima estrella deportiva en el equipo de Coapa.

La grotesca espera de varias horas en la banqueta del Bar-Bar antes de penetrar con el equipo pericial y de investigación y la protección al propietario del burdel donde ocurrieron los hechos y de cuyo funcionamiento nadie sabía excepto todo mundo, pone una vez más en evidencia los arreglos extrajudiciales de la autoridad en el DF.

Del disimulo a la complicidad. Ni una palabra del tráfico habitual de coca en el Bar-Bar. Ni media línea en torno de la promoción prostibularia del negocio de chivas y furcias; edecanes y modelos, bailarinas, “teiboleras” (con pantalla o sin ella); similares y conexos.

Ahora el asunto se presenta como producto de una discusión fuera de control por los goles no anotados y se deja de lado la línea de J.J como empleado del “Barbie”. Hágame el “refabrón cabor”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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