Proliferan con inusitado fervor las herramientas de control en el gobierno mexicano. Hemos inventado auditorías de envergadura mayor; secretarías para controlar o supervisar la función pública, órganos controladores internos en cada una de las dependencias de cualquier institución, tenemos inspectores, mirones, fisgones, contralores, supervisores y cada día una más extendida costumbre de robarse todo cuando pueda caber en el bolsillo, la alforja o el costal.

Muchos ejemplos tenemos pero los más grotescos, burdos, torpes y groseros están en las mal llamadas delegaciones del gobierno de la ciudad de México, en cuyos ruinosos edificios, cada quien se lleva cuanto le place, mientras uno se pregunta cuál es el sentido de los “resguardos” cuya enorme cantidad de copias y firmas puebla el mundo de los escritorios. A la hora de la hora nadie resguarda, ni cuida ni protege el patrimonio público.

A robar se ha dicho.

Mientras los nuevos jefes delegaciones elevan la canción de su lamento frente a tan impunes despojos, como una buena forma de curarse en salud por la ineficiencia de su arranque en el cargo, uno se pregunta cómo es posible tolerar estas raterías sin un sólo responsable de esos cuya identidad se oculta en las actas ministeriales bajo las siglas QRR (quien resulte responsable). Mejor sería poner NRR (nadie resulta responsable).

–No se puede hacer nada; se llevaron hasta los lápices, el papel del baño y cajones, escritorios y teléfonos”.

“En ese sentido hay un anuncio sobre cuya evolución todos deberíamos estar atentos, no vaya siendo materia de la evaporación como tantas otras cosas en este país donde la frase más repetida es aquella con la cual se hizo famoso el Monje Loco: nadie sabe, nadie supo.

“Tras las recientes denuncias de saqueo en las delegaciones Tlalpan y Cuauhtémoc, gobernadas por Morena, el jefe de gobierno del DF, Miguel Ángel Mancera, ordenó a la Contraloría General revisar las cuentas que dejaron los 16 delegados anteriores y dictar las sanciones correspondientes.

“La semana pasada, los jefes delegacionales en Tlalpan, Claudia Sheinbaum, y su homólogo en Cuauhtémoc, Ricardo Monreal –quienes ganaron al PRD el poder en ambos territorios en las elecciones del 7 de junio—, denunciaron (y a ellos se deben sumar Moctezuma en Azcapotzalco y Gálvez en Miguel Hidalgo, por lo menos) el hallazgo de las oficinas de sus antecesores saqueadas, sin documentos oficiales, escritorios, computadoras ni sillas, con presupuesto insuficiente para terminar el 2015 y anomalías en la estructura delegacional.

“El tema estuvo en los medios de comunicación todo el fin de semana. Este lunes –en una conferencia que no estaba programada en su agenda oficial–, Mancera Espinosa anunció que la Contraloría General (¿Y la PGJDF?)deberá revisar varias áreas de las administraciones salientes:

“Registro de asistencia, recursos materiales, de presupuesto participativo, obra pública, programas sociales, manifestación de construcción e ingresos autogenerados”.

Este panorama, por desgracia es cosa común. Mucho se ha repetido en estos días el famoso chistorete de aquel alcalde cuya primera llamada fuer para su antecesor, compadre suyo para más señas.

–Compadre, ya ni la hace, me dejó usted cinco pesos en la caja.

–Compadre, será por que no los vi…

Todos hablan en estos días del combate a la corrupción, todos prometen, todos dicen. Algunos como “El bronco”, con frases simplonas y grandilocuentes como esa del fin del festejo de los bandidos, pero ni el Sistema Nacional Anticorrupción ni las demás áreas de supervisión y vigilancia servirán para algo si un asunto tan sencillo como el saqueo de oficinas (con resguardos, inventarios y controles casi mensuales) no se remedia en pocos días.

Tan sencillo como detener e investigar la responsabilidad de cada uno de los responsables de recursos materiales de cada delegación. Y de ahí para abajo, para arriba y para los lados.

Dentro de seis años todos estos indignados de hoy serán señalados (ojalá me equivoque) por sus sucesores. Viva la fila de los bandidos.

El de atrás mete la mano en el bolsillo del de adelante y chin chin a quien rompa la cadena.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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