Instituto Electoral del Estado de México

 

La inminente decisión sobre la candidatura del PRI en Tabasco podría darle vida a aquellos famosos versos de Carlos Pellicer:

“De aquel hondo tumulto de rocas primitivas, /abriéndose paso entre sombras incendiadas, /arrancándose harapos de los gritos de nadie…”

Pero los harapientos jalones en el caso político tendrán consecuencias de alta importancia al menos para ese partido. Sin desestimar los otros seis casos de este año, en Tabasco el PRI se juega la supervivencia en la zona petrolera con innegables consecuencias para uno de los proyectos principales de Enrique Peña Nieto, la transformación capitalista de Pemex.

En Villahermosa hay varias luces de alarma activadas. Ahí Pedro Joaquín Coldwell, presidente del Comité Ejecutivo Nacional y por supuesto el candidato Peña, deberán revisar esta lista y decidir en estos días el rumbo tabasqueño. La ira podría estallar “con el cuchillo de la luz entre los dientes”.

Hay cinco aspirantes.

A saber: Jesús Alí de la Torre, alcalde con licencia de Centro (Villahermosa), sustituido por Cuauhtémoc Muñoz; Luis Felipe Graham, ex secretario de salud; Evaristo Hernández, Francisco Herrera, senador y Georgina Trujillo, diputada.

Las mejores posibilidades apuntan hacia De la Torre y Graham. Hernández se ha metido a partir de su confrontación con el gobernador (tiene por eso pocas posibilidades), y ni Herrera ni Trujillo – impulsados artificialmente por Beltrones y Paredes, sus respectivos líderes camarales – tienen reales oportunidades, lo cual es grave sobre todo en el meritorio caso de Georgina Trujillo, dueña de vasta experiencia.

Cinco aspirantes parecen muchos, pero en la ubérrima naturaleza tabasqueña no es para tanto: hace un mes eran doce.

La lista comenzó a mermar a fines de diciembre, con la forzosa retirada de Humberto Mayans. Este caballero fue durante un tiempo el favorito del gobernador Andrés Granier pero diversos impedimentos estatutarios (una especie de poligamia política de la cual ya hemos hablado) lo obligaron a declinar.

Mientras que Graham cuenta con la simpatía del gobernador, lograda a veces a regañadientes, a De la Torre lo apoyan los hijos del extinto gobernador tabasqueño Salvador Neme. Benito Neme, abogado notorio, ha sido el principal promotor de Alí, con el único capital de una amistad con Enrique Peña.

La relación de Alí con los Neme data del gobierno del extinto Salvador, con quien colaboraba. Orador destacado, diputado y luego alcalde de Centro bajo el ala de Granier, ha malogrado esa protección.

Granier le perdió la confianza. Y tras pedir su ayuda para la presidencia municipal, una vez instalado le dio la espalda. El gobernador nunca le perdonó el desaire. En esas condiciones sus soportes políticos parecen endebles.

Aunque sea amigo de Peña, Benito Neme ha estado fuera de Tabasco toda su vida; necesitaría ganarse la confianza de sus paisanos antes de andar promoviendo candidatos. Si persiste en su intento, Alí será visto como una imposición y en Tabasco las reacciones contra esa actitud son furiosas. Quien lo dude, puede hablarle a Roberto Madrazo.

Por si no bastara, el ex alcalde tiene muchos malquerientes. No solo Granier. Humberto Mayans lo mira como beneficiario de su retirada y Evaristo Hernández no oculta su desagrado ante el edil con licencia.

De concretarse, la candidatura de Jesús, sería un grave riesgo para el priísmo, pues carecería del apoyo político necesario para enfrentarse con Arturo Núñez (PRD y aliados), ese sí un candidato de peso, con experiencia, capacidad y el respaldo absoluto de Andrés Manuel, lo cual no es poca cosa cuando el amor se quiere imponer a los tiempos de la cólera.

Pero además muchos tabasqueños miran con desconfianza la campaña de Alí sustentada nada más con pura publicidad.

De 2010 a 2011, el gasto de propaganda del Ayuntamiento de Centro con la finalidad de “posicionar” al alcalde, se disparó de 20 millones de pesos iniciales –autorizados inicialmente por el Cabildo– a más de 250 millones de pesos al fin del año pasado.

Ese gasto, exorbitante para una administración municipal –representa en términos aproximados más del 10% de su presupuesto anual (2 mil mdp) y casi tanto como la obra pública–, se dilapidó en una estrategia mediática sustentada en un bombardeo en televisión, radio, internet (correos masivos y redes sociales), prensa escrita y anuncios espectaculares.

La estrategia fue diseñada, operada y supervisada por la empresa Big Marketing Group S.A. de C.V., a la cual se le pagaron 10 millones de pesos por sus notables servicios.

Con la “inversión publicitaria” se hubieran podido asfaltar entre 250 y 300 kilómetros de caminos, una distancia aproximada entre Villahermosa y Escárcega (Campeche); o bien, construir 200 pozos profundos, con sus sistemas de potabilización y redes domiciliarias para llevar agua y otros servicios a las colonias populares de Villahermosa donde hay redes de drenaje azolvadas o rotas; deficiencia en los servicios de recolección de basura y de alumbrado público.

Pero el ahora alcalde Alí , en lugar de arreglar fallas y preocuparse por brindar servicios de calidad, derrochó durante dos años el presupuesto más alto de los 17 municipios del estado, para “vender” una popularidad tras el sueño de su vida: el gobierno estatal.

En contraste con esta llamarada de mercadotecnia, el doctor Luis Graham –el otro finalista–, pone sobre la mesa un elemento inaccesible en el mercado publicitario: su buena fama pública, lograda a través del ejercicio en la medicina pública en una zona siempre en riesgo por las inundaciones y el clima, en una parte del mundo –dice Pellicer–, “en que el piso se sigue construyendo”.

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No sé si fue una definición, un anhelo o una advertencia, pero con el pretexto de la Rosca de Reyes y ante la inminencia de anulación de la victoria del PRI en Michoacán, antesala de preparación para un deliberado conflicto de imprevisibles consecuencias en el proceso federal, Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la presidencia de la República, dejó claras las cosas. Al menos claras para él:

“Ninguna elección se gana en juicios, en tribunales o en alguna mesa, las elecciones se ganan con votos y con el respaldo ciudadano. A eso aspiro y por eso voy a trabajar, para ganarme la confianza mayoritaria de los mexicanos”.

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En el cajón del escritorio de cualquier gobernador de Veracruz hay un cartapacio hereditario en el cual se lee: “Quejas contra Pémex”. Es un legajo gordo, amplio y al parecer inagotable.

Y ya Javier Duarte de Ochoa ha recurrido a ese expediente para decirle a Petróleos Mexicanos palabras similares a las pronunciadas en su momento por Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes, o Miguel Alemán: “tengan cuidado y responsabilidad con la instalaciones petroleras”.

El reciente chorreadero con la peligrosa contaminación en el Río Coatzacoalcos, obligó a Duarte a una enésima llamada de atención a la paraestatal, pues –dijo–, “son recurrentes los derrames que vienen dándose en diferentes puntos de la geografía estatal, afectando la vida de los veracruzanos, la salud de nuestro entorno; nuestra fauna y flora así como la agricultura.”

Pero como de costumbre su queja irá a parar a otro cajón, éste en el escritorio del Director General de Pemex, quien tiene, como sus antecesores –desde Antonio j, Bermúdez o Pascual Gutiérrez Roldán–, un legajo gordo, amplio, hereditario y al parecer inagotable en el cual se lee: “Quejas de Veracruz”. Nadie hace caso.

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Juan Sabines, gobernador de Chiapas, a pesar de haber sido postulado por al actual partido de la vida amorosa, el PRD, muestra el rostro de la venganza: después de emprenderla exitosamente contra el ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía va (como dicen en España) “a por” su ex contendiente José Antonio Aguilar Bodegas a quien ya persigue hasta con el auxilio de la Interpol.

Aguilar Bodegas fue senador por Chiapas. También presidente municipal de Tapachula. Perdió contra Sabines y cuando alzó la cabeza para una nueva contienda, el gobernador descubrió delitos en su vida profesional y lo acosó hasta los límites actuales.

Todo eso lo denunció Aguilar en su momento, pero nadie lo escuchó. Hoy anda a salto de mata.

Nadie sabe si Sabines lee por las noches a su tío Jaime y “Los amorosos”, o a la ilustre Rosario Castellanos con el oficio de tinieblas, pero se sabe de memoria la biografía de Fouché (el Duque de Otranto), de Stephan Zweig.

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Prometió Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del DF, terminar con el basural durante este fin de semana.

Yo como Diógenes, ya busqué hasta debajo de las alfombras a ver si hay quien se lo crea pero no pude encontrar a tan crédulo ciudadano.

Como dijeron en alguna ocasión: ¿Usted le cree a Marcelo? Yo tampoco.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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