Instituto Electoral del Estado de México

Con escándalo de tragedia mayor (todo en ese país es mayúsculo, exagerado, gigantesco como el brazo poderoso del enorme Amazonas), el gobierno de Dilma Rousseff en Brasil se viene abajo y lejos de explicarlo como el triunfo de la lucha ciudadana en contra de la corrupción, más valdría ver el caso como un ejemplo del aprovechamiento político con base en la aparente lucha moralista en favor de un bloque de poder distinto del gobernante.

Tirar a un gobierno es la hazaña mayor de una oposición política. Y en esa lucha el pretexto más socorrido es la ejemplarizante lucha por la honestidad pública, las buenas cuentas, la adecuada marcha de las cosas a favor del bienestar general.

A la señora Rousseff no la echan por otra cosa sino por su populismo exitoso cuando lo operaba Lula Da Silva quien le hizo creer al mundo en una sorprendente emergencia del Brasil, país al cual se le quiso presentar como la nación del futuro.

Todos los países arruinados en el presente, son  siempre la improbable ocasión del porvenir, tanto como las naciones emproblemadas de hogaño se recuestan en los libros de historia y evocan su gloria pasada de Partenones o pirámiddes para hacer menos doloroso (o más, quién sabe) su presente pesaroso, como Grecia, como Egipto.

Hoy Brasil se retuerce en una evidencia: la crisis política y su actual desembocadura  no resuelven sus problemas crónicos, los cuales no tienen como origen la aplicación de fondos bancarios y las transferencias financieras por las cuales se ha acusado a Dilma. eso, en cualquier parte del mundo sería pecado menor. nadie se robó el dinero.

Petrobrás no fue el milagro con el cual harán menos dura su situación,  ni el Mundial de Futbol fue un  paliativo para nada, al contrario, fue la ocasión de verse humillados por los alemanes quienes cancelaron para la eternidad el luminoso dominio del alguna vez invencible equipo verde y amarillo. Esa sola derrota habría bastado para tirar a cualquier gobierno, dice el fanático deportivo anegado en un mar de lágrimas en la tristeza de Maracaná. Y de los juegos olímpicos, ni hablamos.

No importa ahora si el gobierno sustituto y de limitado plazo (la suspensión de Rousseff es por 180 días; entonces ya se verá el resultado del juicio político) tiene o no tiene éxito. Eso se sabrá pronto y lo deseable sería hallar en Michel Temer el hombre capaz de regresar al Brasil a una vía –al menos– de normalidad y estabilidad.

Casos dramáticos ha habido en la historia brasileña. Con sus matices la destitución de Fernando Collor de Melo en años cercanos (1992), quien cayó tras una interminable serie de acusaciones por sobornos y corrupción generalizada, frente a lo cual se defendió con una frase común en estos casos. Se trata de una especie de golpe de Estado.

Y esa misma expresión la ha usado Dilma quien convoca a sus leales, a los más favorecidos por el populismo lulista a la movilización callejera en su defensa y esa misma faz de víctima doliente fue el hilo central de la carta testamentaria de Getulio Vargas, el político más genial en toda las historia brasileña y cuya muerte fue como si la hubiera escrito un novelista de la talla de Fonseca.

“Una vez más las fuerzas y los intereses en contra del pueblo se coordinarán y se desencadenarán sobre mí.

No me acusan, me insultan; no me combaten, me calumnian y no me otorgan el derecho a defenderme. Necesitan sofocar mi voz e impedir mi accionar, para que yo no pueda continuar defendiendo como siempre he defendido al pueblo y especialmente a los humildes.

“Sigo el destino que me he impuesto. Luego de décadas de dominio y de expoliación de los grupos económicos y financieros internacionales, me hice jefe de una revolución y vencí. Comencé el trabajo de liberación y establecí el régimen de la libertad social. Tuve que renunciar. Puse el Gobierno en los brazos del pueblo. La campaña subterránea de los grupos internacionales se alió a los grupos nacionales sublevados contra el régimen de garantía del trabajo. La ley de lucros extraordinarios fue detenida en el Congreso. Contra la justicia de la revisión del salario mínimo se desencadenaron los odios…

 “…He luchado meas mes, día a día, hora a hora, resistiendo una presión constante, incesante, soportar totalmente en silencio, olvidándome de mí mismo, tratando de defender al pueblo que ha quedado desamparado.

“Nada más puedo darles salvo mi sangre. Si las aves de rapiña quieren la sangre de alguien, si quieren continuar chupándosela al pueblo brasileño, ofrezco mi vida en holocausto. Elijo este medio para estar para siempre con vosotros. Cuando los humillen, sentirán mi alma sufriendo a vuestro lado. 

“Cuando el hambre golpee vuestra puerta sentiréis en vuestro pecho energía para la lucha por vosotros y vuestros hijos. Cuando os vilipendiaren sentiréis la fuerza de mi pensamiento para reaccionar.

“Mi sacrificio os mantendrá unidos y mi nombre será vuestra bandera de lucha. Cada gota de mi sangre será una llama inmortal en vuestra conciencia que mantendrá sagrada vibración para vuestra resistencia.

“Al odio respondo con el perdón. Y a los que piensan que me han derrotado les respondo con mi victoria. Era esclavo del pueblo y hoy me libero para la vida eterna. Pero ese pueblo del que fui esclavo ya no será más esclavo de nadie. Mi sacrificio permanecerá siempre en su alma y mi sangre será el precio de su rescate”. 

Y al acabar esas líneas, se disparó una pistola en el corazón.

Las cosas no llegan a esos extremos ahora, pero en la vecindad se alteran los ánimos y Nicolás Maduro, esa caricatura presidencial cuyo paso por la historia de Venezuela resulta tan vergonzosa como cada quien decida calificar, ya le impone a su país el Estado de Excepción  para prevenirse del inminente “golpe de Estado”.

El Estado excepcional es simplemente la cancelación de libertades sociales y derechos personales.

Todos quietos, el poder tiene miedo. Y tras el miedo, la parálisis. Pero esta confirmado, eso no hace sino estimular la inconformidad. El siguiente paso es el combate financiero con la ayuda externa.

“CARACAS (Reuters) – El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, firmó el viernes la extensión del decreto de estado de excepción y emergencia económica que le otorga facultades para dictar leyes en el país, que registra la inflación más alta del mundo, atraviesa por una recesión y sufre escasez de bienes básicos.

«Constitucionalmente, he decidido aprobar un nuevo decreto de estado de excepción y emergencia económica que me dé el poder suficiente para derrotar el golpe de Estado, la guerra económica, para estabilizar socialmente nuestro país», dijo Maduro desde un consejo de ministros transmitido en cadena de radio y televisión”.

Revocar el mandato, enjuiciar al Ejecutivo, “to impeach” al Presidente, cualquiera de esas figuras no suelen ser asunto espontáneo, sino prueba de cómo a veces se dirimen en la arena política los conflictos del poder con el ciudadano de pretexto.

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El gobernador Alejandro Moreno Cárdenas; el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell y el director general de la CFE, Enrique Ochoa Reza presenciaron (con previsora oportunidad ante el inicio de la temporada ciclónica) el simulacro de maniobras estandarizadas en los procesos de distribución y transmisión de energía eléctrica con el propósito de reducir riesgos, evitar daños a la estructuras y restablecer el servicio en zonas generalmente afectadas en tiempo de huracanes.

En el campo de maniobras de la CFE, ubicado en terrenos aledaños al periférico de la ciudad de Campeche, “Pablo García”, personal del área  de distribución mostró los trabajos para liberar la tensión y prevenir el colapso de estructuras; el rescate de trabajadores accidentados, la sustitución de estructuras con postes reforzados de fibra de vidrio que permite la continuidad del servicio y el bajado de conductores de alta tensión, así como el dispositivo anti tormenta del servicio de media tensión.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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