Instituto Electoral del Estado de México

Un texto de JJ Jiménez

La convocatoria de Omar García Harfuch, el exsercetario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, para anunciar su aspiración a ser el candidato morenista por la jefatura de Gobierno de la capital (algo que, por lo demás, ya se sabía) trajo consigo empujones, gritos, personas con dificultad para respirar, mobiliario dañado y varios enfrentamientos entre la prensa y los novatos organizadores del evento: todo en desastre en materia de seguridad.

Una noche antes del evento, se decidió que era buena idea difundir la invitación abierta al lugar. El inexperto García Harfuch en materia de eventos políticos no pensó que la cantidad de asistentes superaría la capacidad del salón del hotel Hoilday Inn y que el fervor de sus simpatizantes dejaría apachurrones y uno que otro huesped espantado al salir de un elevador y encontrar una barra brava harfuchiana.

Desde la llegada del funcionario, el evento fue manejado más con vocación de rockstar: el contexyo ideal para festejar y aclamar al ídolo en turno. Las fans vestían camisetas con el nombre del ungido y bailaban al ritmo de tambores y matracas.

Al mismo tiempo en el que las aficionadas realizaban una danza para invocar la llegada de Harfuch. LAS simpatizantes eran quienes tenían un lugar de privilegio para observar desde el mejor lugar. Aferradas a ser las únicas a las que el funcionario observara y supiera de su existencia, algunas de las admiradoras bloquearon el paso y regañaron a cualquiera que deseara pasar e invadir la zona VIP: “No puedes estar aquí, aquí estamos nosotras”.

Resguardado en una habitación, Harfuch tuvo que atender personalmente a cada uno de los fans que querían tomarse una fotografía con él, convirtiendo el evento político en una firma de autógrafos.

Envueltas en su papel protagónico de “Policías de Harfuch”, las organizadoras, pertenecientes al equipo de García Harfuch, demostraban autoridad al montarse en sillas, desgarrarse la garganta y lograr que su voz fuera más fuerte para dar instrucciones.

Una tablaroca estuvo a punto de caer encima de la multitud y que una señora presentaba problemas para respirar al ser aplastada.

El joven, guapo y ya sin uniforme Harfuch comenzó así su gira La Capital es Nuestra 2024, en la que es probable que veamos más filas, kilometricas, para la selfie y la firmita en la playera.