Instituto Electoral del Estado de México

–¿Cuántos cuerpos calcinados contaste, compadre?

–Como cuarenta, Camilo, como cuarenta.

Cómo calentaron calor? Cuántos cayeron,  cargaron camionetas, conseguiste colaboración con Cocula, ciertamente. Consagraste cargas, consistentemente cupieron camionetas con costales cosidos, cocidos.

Casi considero cataclismo. ¿Cómo compraremos confianza, cómo contaremos caídos, cuántos conseguirán calaveras catastróficas contra casa colectiva.

¿Caerá corte?

Cómo crees cierta cifra. Cuántos cementerios, cuántos cadáveres con caducidad, con cal, cada calendario contrae compromisos. Con cada cambio crecen casos, casos casi como crónicas constantes.

–¿Cómo construir cada cosa?

Con cuidado, con cristales casi concisos cada célula contiene catálogo. Caben consideraciones crueles, crudelísimas. Credenciales citológicas, cédulas con cefalea, caminos corridos. ¿Crees?

Con cada confirmación crecen crueles certezas. Cesaron con calvario caluroso, cómo caminan con calumnia, con calambre calvo, con certezas culposas, con cámaras compradas, con cabinas cómplices, con campanas comparadas cada calenda.

Cárceles con celdas comprometidas cesan cumplimiento cerril. Cómo comprenderás cada caso cuenta como casi central. Celdas canceladas cooptan camino compartido.

–Cumplan condena, cabrones. Colmen cardos, casen cadenas colectivas. Cesen cardiopatías, compartan capulines, cerezas, con crema carmesí.

Crímenes consistentes, condenas caducas.

Casi carmín ciego, cada comentario, cada colina con canciones, cada carcavón cuenta. Compartimos cartas. Cuentan comisarios cada cólico colimense. Contaron y cantaron. Compusimos cenizas, cremamos con carbón, con calcio, con cadmio cadavérico.

Culminamos con cereales, cascabeles, carbonato, carboncillo. Conscriptos, cenicientas curules, cesamos concejales, consignamos coroneles. Cada cuestión culmina con crisma consagrado. Curitas confidentes confirman campamentos con cadavérico contenido.

–¡Cállate!, comentan

–¿Cómo crees, compañero, cómo cuentas con casos camorreros?

Cuando cesen cernícalos criminógenos, cuando caigan cautivos culpables, culposos, culpígenos carteles, ¿consideras capacidad constructiva, como decir, cuenta corriente, caso contable cada camino con curvas, cada carretera copada, cada cumbre colmada?

Caleta, Caletilla cuentan con cuartos compartidos. Cosa como complicada, como caduca, pues. Cerradura cortada, cortinas cautelosos, culpas casi celebradas. Cuando corríamos compartidos, cuando clases con catedráticos confianzudos confirmaban cofradía. Confieso calzón caído, confirmo cohabitación culposa.

¿Cuántos compañeros con careta confundieron camaradería con cama compartida?

–Caíste, calentura, confiscaron camiones, construyeron concubinatos, corrieron cerraduras. Clavaron casco con clavos cuprosos, con cobertizos cerúleos. ¿Conociste Condesa?

Cayó caliche como caen cometas conocidos. Cuántos celebrantes compraron corchetes, cultivaron caléndulas, compraron comején, corcovaron chipotes, concitaron consejas, chirriaron chapas, caminaron curvas chiapanecas, comandantes combativos, crueles, ciertos.

Como comprenderás chuparon churros. Cigarrillos consumidos, confites con cítrico. Cancelados culminaron como cohetes con cogollo. Cercenados con calores Celsius, con cola cohibida, con calcio cojonudo; cabeza cocinada, con cabello cortado.

Cumplen cuarentena cada campanada. Caen centavos como cobre caucásico, como ciquitraque constante, como circo con camellos. Cuentan con circulante, caminan con carteras cansadas, con cartapacios confiscados, claman, colman carreteras.

Cada clamor crece como ciprés, como celoma cortado, como cuerpo corrompido.

Con certeza conoceremos como culminación, caso cercenado. Cachos, compresas calientes contra cefalea, comprimidos como curación cancelada. Carcajada cada comienzo con calendario. ¿Crees calentura?

Críticos celosos, concubinas con celotipia, cantimploras con cada cosa calibrada. Conocer cada caso cae con celeridad. Cama considerablemente compacta. Cayóse.

Cuando Cocula crece como cardiaco constipado con comedimiento, con cristales colgando como collarcito, como cada cosa comentada casi con calma, cuando caminábamos contra canallas con credencial.

Cuando conteníamos carne, cuando cantábamos, cuando comíamos. Cuando cada cosa contaba, cuando ciertos creíamos.

Cada cosa, cada credo, cada cuchillo, cada cuerpo cortado, cada cordillera con crespón, cada crepúsculo.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta