Instituto Electoral del Estado de México

Movilizaciones de indígenas en San Cristóbal de Las Casas, en Frontera Comalapa, Ocosingo, Simojovel, Chilón, Salto de Agua y Teopisca echan por tierra las afirmaciones del mandatario, que ve como Chiapas y el país se desangran

Cientos de indígenas mayas tzotziles, tzeltales, choles y tojolobales marcharon en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, para exigir a las autoridades hacer algo ante el vació de ley y justicia que hay y para condenar el aumento de la violencia por la cada vez imparable presencia de grupos del crimen organizado, lo que desmiente que exista paz en la entidad, como asegura el populista presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha tratado de minimizar por todos los medios y descalificaciones que no hay graves niveles de homicidios, secuestros y extorsiones en México.

Vestidos con prendas en color blanco, y ondeando banderas blancas, chiapanecos de varias partes de la entidad realizaron su movilización por las principales calles de San Cristóbal de Las Casas, en Frontera Comalapa, Ocosingo, Simojovel, Chilón, Salto de Agua y Teopisca para exigir el cese a la violencia que ejercen grupos paramilitares y la delincuencia organizada. Los chiapanecos alzaron la voz en coro para exigir “Alto a la violencia”, “presentación con vida de los desaparecidos”, “alto a la criminalización a los pueblos originarios” y “justicia”.

Uno de los personajes queridos en la entidad y que desde hace tiempo no ha ocultado que existe una indiferencia por parte de las autoridades para hacer valer la ley y regresar la paz en Chiapas es el obispo auxiliar de San Cristóbal de las Casas, Luis Manuel López Alfaro, quien durante un sermón en una de las misas diarias dijo que “el problema ahora más que nada es que mucha gente le dio su corazón al dinero y por eso se metió a malos caminos. El narcotráfico es una máquina de dinero lleno de sangre”, subrayó.

Asimismo, acusó que en Chiapas hay un vacío de autoridad, lo que ha provocado que la gente no sepa con quién acudir.

La violencia no ha parado en Chiapas, mientras el gobernador Rutilio Escandón, que no sale de su zona de confort, se la pasa con halagos hacia López Obrador, y sin hacer nada para ver qué es lo que está lastimando a los chiapanecos, a los que juró proteger y que ahora tiene abandonados.

“El pueblo no encuentra una respuesta, hay un vacío de autoridad muy terrible, hay un vacío muy grande, mucho dolor, la gente no halla para dónde hacerse, como iglesia queremos dar una respuesta y juntos construir algo”, señaló.

La denuncia del religioso se enmarca en hechos violentos que cada día ocurren en la entidad y con recientes acontecimientos como el secuestro de 16 elementos administrativos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), por parte de hombres armados de un grupo armado y que fueron liberados 72 horas después. A este episodio se suman los desplazamientos forzados de miles de familias de comunidades alejadas de las ciudades, de propietarios de ranchos ganaderos y cafetaleros que han dejado sus hogares por amenazas de grupos armados.