Instituto Electoral del Estado de México

El sistema de frenado del Metro de la Ciudad de México, específicamente las zapatas de las ruedas de los vagones, no están recibiendo completa la dotación de aceite de cacahuate como aditivo ni una sal adicional que permite el uso continuo de estas piezas encargadas de frenan vagones de 30 toneladas. El resultado son las continuas humaredas y olor a quemado reportadas por los usuarios. ¿La razón de todo esto? Nuevamente el austericidio del gobierno capitalino pues los compuestos faltantes no se han comprado recientemente (documental de compras está en poder del cristalazo); un presunto ahorro que no lo es porque pone en riesgo la continuidad del Metro.

La falta de latas de aceite de cacahuate en los talleres impide que cientos de zapatas sean bañadas en este aditivo que permiten el frenado de las ruedas de acero (mismas que están detrás de los neumáticosde los vagones). Se ha tornado común anuncios de «denuncian que se está quemando» la línea 3 ó 4 ó 7… En toda la red se registran las humaradas que en realidad derivan de estas piezas de metal y madera.
De 2011 a 2016, con algunos problemas de abasto, las compras de aceite de cacahuate se dieron continuamente; este material que producen principalmente China e India comenzó a escasear en la administración Sheinbaum. Trabajadores del Metro consultados coinciden en que la falta del aceite ha sido factor principal para el caos en los traslados una vez que una zapata comienza a chamusquearse, provocando humaredas.
“Aunque no es factor de un accidente grave, el hecho de que las zapatas no hayan sido sometidas a la impregnación del aceite de cacahuate y de las sales antes del viaje, va a provocar que cotidianamente se desalojen los trenes y que los usuarios se vean afectados en el tiempo de sus trayectos. Eso es lamentable…», señala uno de los trabajadores
Los empleados de los talleres de Ticomán y Zaragoza no comprenden que no haya recursos para adquirir el aceite. Aunado a esta carencia, el principal sindicato del Metro no han llegado a un acuerdo para la adquisición de refacciones para intervenir en la rehabilitación de trenes. “Hablamos de guantes, de pinzas, de pegamentos, de material que día a día se requiere. Y se han suspendido las horas extra, lo que se traduce en el retraso para poner en marcha dos trenes varados en los talleres”.
Si bien indican que la falta de aceite para cada zapatas en todos los trenes no pone per se en peligro la vida de los usuarios, el escenario actualmente incluye una deficiente comunicación entre conductores y el personal de operación de las diversas áreas que controlan las 12 líneas: “Sin equipo de radiocomunicación óptimo, sin el cerebro del Metro que se incendió en la calle Delicias hace más de dos años, todos vamos a correr más riesgos: usuarios y responsables del Metro». El conductor no es el villano, a quien siempre le endilgan los accidentes mortales. Las autoridades tienen cientos de oficios que no leen y ahí están las advertencias, la información más allá de los liderazgos sindicales”, dice personal de material rodante de los talleres de Ticomán y Zaragoza».

Curso básico sobre balatas y autericidio en el Metro