Instituto Electoral del Estado de México

(Segunda y última parte)

Las historias se entrelazan, una tras otra, todas ligadas por un solo hilo conductor, salir de la miseria, “tener dinero por lo menos para comer”, nos dice una mujer que hace el viaje con su esposo y dos hijos, desde El Salvador, en busca de llegar al norte de México y poder cruzar hacia Estados Unidos para encontrarse con su hermana que vive en Los Ángeles, California.

En el albergue de San José de Huehuetoca, en el Estado de México, miles de personas hacen escala para recuperar fuerzas, cambiar de ropa, bañarse o curarse de alguna enfermedad. Los migrantes hablan poco, se cuidan de compartir información sobre su lugar de origen y destino, pero sobre todo protegen los pocos bienes que los acompañan.

Se mantienen en grupos, no se alejan del lugar, atienden la advertencia de entrar en contacto con extraños, lamentablemente el lugar, dicen algunos encargados que piden el anonimato, se ha convertido en coto de caza por parte del crimen organizado, que los engancha con falsas promesas de empleo o de plano los levanta por la fuerza y los secuestra. La policía nada hace.

Comentábamos en la entrega anterior que los migrantes nacionales y centroamericanos, desafían a sus demonios y retan a la muerte con tal de lograr el sueño americano. En las últimas décadas, México se convirtió en país de origen, tránsito y destino de un éxodo que crece de manera desordenada.

Datos de la Secretaría de Gobernación, revelan que en 2014 de los más de 22 millones de extranjeros que ingresaron a México por diversas causas, 127 mil lo hicieron de manera irregular, por lo que fueron detenidos e ingresados a las estaciones migratorias del Instituto Nacional de Migración y 107 mil 814 de ellos, o sea, el 85 por ciento, fueron deportados por la autoridad migratoria mexicana bajo el procedimiento de retorno asistido.

Sin embargo, estas acciones no han frenado el tránsito de ciudadanos de diversas nacionalidades hacia la Unión Americana, factores como la vecindad geográfica, los estrechos lazos sociales y culturales, la creciente interdependencia económica y las intensas relaciones e intercambios, hacen inevitable la generación de flujos migratorios entre ambos países.

Los riesgos para quienes emprenden el reto de abandonar sus hogares en busca de un mejor futuro son elevados. Un documento de la asociación Sin Fronteras, señala lo siguiente: “Según datos de organizaciones de la sociedad civil aproximadamente 400,000 migrantes indocumentados transitan por México con la intención de llegar a los EUA, quienes enfrentan fuertes violaciones durante su trayecto, entre las principales están: el tráfico de migrantes y el aumento del cobro por el cruce, robo, abuso de autoridad, extorsión, trata, secuestro, reclutamiento para acciones del crimen organizado y asesinatos.

Es decir, hay una notoria escalada en la violación a sus derechos humanos, alimentada por políticas migratorias restrictivas y más recientemente por la participación del crimen y la delincuencia organizada, quienes han identificado a esta población como un negocio muy lucrativo.

Además, enfrentan una marcada discriminación y xenofobia. De acuerdo al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México (CONAPRED), entre 40 y 60 por ciento de la población tiene actitudes discriminatorias contra los migrantes y cerca del 55% desearía que se aplicaran medidas más duras contra esta población”.

Hasta aquí, algunos fragmentos del documento que confirman la difícil situación que enfrentan nuestros paisanos y vecinos en busca de una mejor calidad de vida. Convendría a los involucrados tomar conciencia de que la migración es una conducta ligada a la globalización y en consecuencia a las dinámicas de la generación de riqueza y la de la exclusión. Por ello se debe alcanzar un equilibrio que evite conflictos internacionales. Aún estamos a tiempo.

Vericuentos

Pacto legislativo

La rentable práctica del “toma y daca”, conduce las negociaciones entre las Cámaras de senadores y diputados, en la recta final del período ordinario de sesiones. La iniciativa presidencial en materia de seguridad, también está un paso de la congeladora y se revisa su viabilidad. Fernando Herrera, coordinador del PAN en el Senado, advierte que no será aprobada por su partido en los términos en que ha sido propuesta porque: “está cargada de circunstancias que bordan en la ocurrencia y no en el planteamiento serio… lo hemos dicho de una manera muy concreta: policía única no, mando único con características de análisis regional pero que contemple también las facultades que tendrán las policías y desde luego también una profunda revisión al ejercicio de los ministerios públicos en el país, sí”. ¡Órale!

guillegomora@hotmail.com

@guillegomora

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