Instituto Electoral del Estado de México

Por primera vez los dos contendientes por el máximo trofeo del futbol representan países gobernados, los dos, por mujeres. Bueno, si la gestión de doña Cristina Kirchner se pudiera llamar gobierno y no una colección de baldados en el firulete de la miseria.

Para quienes siempre buscan la primera vez de cualquier cosa (como la recién casada, decían antes), la final del campeonato Mundial de Futbol es una estupenda oportunidad para desgranar ese tiempo de mitologías supersticiosas.

Esta es la primera vez —dirían— para ver a dos equipos cada uno con sendos papas en el Vaticano. Francisco, el Papa en funciones, podría vestirse con la albiceleste, mientras el emérito Benedicto XVI, llevaría la casaca de los alemanes.

Pero podrían agregar más: por primera vez los dos contendientes por el máximo trofeo del futbol representan países gobernados, los dos, por mujeres. Bueno, si la gestión de doña Cristina Kirchner se pudiera llamar gobierno y no una colección de baldados en el firulete de la miseria.

“Firulete” es, para quienes no dominamos el “lunfardo” y debemos ir al diccionario de Gobello para hallar ahí el significado de esa exageración en la danza, especialmente del tango, ese baile malevo, arrabalero y loco, de sensualidad atrevida cuya ejecución requiere descaro, maestría y todo lo demás como sabemos. Pero cuando se baila mal, pues es un desastre.

En el caso alemán, la señora Ángela Merkel lleva sobre sus hombros no solamente el peso de la mayor economía de Europa, sino la tara mayúscula de los países reventados de ese continente quienes dependen de sus créditos y decisiones; pues si ella baila valses austriacos —no hace falta para ello ni sensualidad de fuego, ni elegancia fuera del compás—, o se balancea al compás de viejos acordeones en una cervecería donde nada le hace si alguien le derrama un tarro en la espalda. Ella permanecerá helada como una pieza de artillería.

Y así entre sotanas y faldas, entre el contraste de una economía pujante y poderosa y otra “fané y descangallada” (como el cuello picoteado de la “pebeta” milonguera), veintidós señores en calzones cortos repetirán el embrujo mundial de disputarse una pelota llamada “Brazuca”, de cuyo nombre millones de brasileños no querrán acordarse por el resto de sus pobres vidas. Y digo pobres cuando hablo del resultado humillante triste y doloroso para los aficionados y para los gobernantes cuya maniobra se ha venido por el suelo. La realidad les metió siete goles y ellos no le metieron ni uno solo.

Pero el fin de la copa (femenino papal) nos llega a los mexicanos sin una selección competitiva en partidos de torneo mundial, pero con tres nuevos partidos en el principio de otra era política. Tres agrupaciones  de distinta tendencia: dos de derecha y uno de izquierda (Frente Humanista, Encuentro Social y Regeneración Nacional), han irrumpido en el escenario nacional, lo cual hasta ahora significa nada más una erogación hacia las cajas de cada uno de ellos de muchos millones de pesos.

Milagro, Andrés López ya se cuenta en la lista de los millonarios. Le acaban de caer encima más de 50 millones de pesos (durante 2004). Pronto podrá estar con “nosotros los Forbes…”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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