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Un estudio del Instituto Belisario Domínguez destaca que 2,1 millones de niños y niñas realizan actividades riesgosas con jornadas de más de 36 horas por semana

La falta de políticas reales que protejan a la niñez sigue siendo un pendiente del gobierno de la 4T, que pese a sus promesas no ha logrado frenar que niños, niñas y adolescentes desde temprana edad se sumen a la fuerza laboral para ayudar a la economía familiar,  lo que ha quedado en evidencia al registrarse que al menos 3,2 millones de menores de edad (11.5 por ciento de la población total de 5 a 17 años) realizan actividades en la agricultura, en la minería, en la industria textil y en labores domésticas, lo que los ha obligado en muchos casos a dejar la escuela, revela el informe “¿Quiénes son los niños, niñas y adolescentes que trabajan?” publicado la noche del domingo y elaborado por el Instituto Belisario (IBD) del Senado de la República.

El estudio destaca que de los 3,2 millones de infantes que trabajan, 2 millones laboran en actividades no permitidas (ONP), mientras que 1.2 millones realizan quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas para su edad, además de que 644 mil 658 no asisten a la escuela.

El documento refiere que de los 3,2 millones que trabajan, 463 mil de ellos realizan actividades peligrosas y trabajan más de 36 horas por semana.

El reporte destaca que los menores que trabajan son en su mayoría varones que viven en zonas rurales, en tanto que las niñas realizan labores en el sector servicios.

En el caso de los 2,1 millones de niños y niñas que laboran en actividades no permitidas (ONP) al desempeñar labores no aptas para edades inferiores a los 18 años y que ponen en riesgo su salud, su seguridad o la moralidad se encuentran las minas y canteras, las industrias manufactureras, la construcción, servicios de electricidad, gas y agua; saneamiento, transportes, almacenamiento, comunicaciones y plantaciones y otras explotaciones agrícolas.

Por sector de actividad económica, los 2.1 millones de menores se distribuyen principalmente en agropecuario (27.40 por ciento), servicios (23.45 por ciento), comercio (21.40 por ciento), industria (12.28 por ciento), con una participación menor en construcción (4.88 por ciento).

El estudio refiere que hay 225,595 varones menores de 15 años que trabajan en actividades relacionadas con la agricultura y 285,796 más que en ese mismo sector desempeñan actividades consideradas peligrosas. La mayor participación de las niñas se ubica en el sector servicios, tanto de menores de 15 años como desarrollando actividades peligrosas

Los estados de la República donde se reportan más casos de menores que trabajan en áreas riesgosas lo encabezan Puebla (193,643) y Estado de México (191,385), Oaxaca, con 153,554 personas; en cinco estados se registraron más de 100 mil infantes en labores no permitidas: Chiapas (178,280), Veracruz (146,785), Michoacán (127,021), Jalisco (118,453) y Guanajuato (117,723). Los porcentajes más bajos se encuentran en Baja California Sur (3.13%, con 6,017 y Ciudad de México (3.14%, 46,678).

El análisis destaca también que 644 mil 658 menores no asisten a la escuela y de éstos 73 mil tienen la edad reglamentaria para educación primaria y secundaria.

Asimismo, revela que el 42.86 por ciento de los niños, niñas y adolescentes recibe un salario mínimo o menos; mientras que el 25.44 por ciento no recibe pago alguno.

El estudio del Senado apunta que algunas formas de trabajo infantil resultan formativas al introducir a niños y niñas en actividades laborales –como participar en el negocio familiar, por ejemplo–, proveyéndoles de habilidades que eventualmente pueden ser útiles en su vida adulta, pero existen otras que no corresponden con su edad, restringen su tiempo para asistir a temas estratégicos, lo que los obliga a abandonar sus estudios, o incluso ponen en riesgo su salud o su desarrollo físico, mental, moral o social por las condiciones en que se realizan. Esto se conoce como trabajo infantil peligroso. Existe además la clasificación de las peores formas de trabajo infantil, que incluye la venta o trata, la explotación sexual y el trabajo forzoso.