“La noche de este miércoles fue acribillado el secretario de Seguridad Pública y Vialidad del municipio de García, Nuevo León, el general brigadier retirado Juan Arturo Esparza García, junto con sus cuatro escoltas”
En el hospital se oyeron las voces del piso de urgencias. Una clave informaba sobre un deceso. El doctor, con un vaso de café en la mano, se dirigió a la habitación mencionada en la clave mortuoria, esa cuyo contenido nunca conocen los enfermos ni los visitantes.
Las enfermeras retiraban los monitores del cuarto. El médico fue informado de la hora del deceso.
—Usted dirá doctor, preguntó una de las enfermeras.
Severo, como el caso ameritaba, el médico dijo: llévenlo con el forense y después a terapia intensiva. Y deme el certificado de defunción para firmarlo.
La historia anterior, obviamente imposible por absurda, se parece a la reciente ocurrencia de los políticos mexicanos en torno de un pacto y una posible asamblea nacional hacendaria, cuando ya se han cometido todos los errores posibles en cuanto a un “paquete” fiscal.
La lógica hubiera recomendado hacer primero una convención general para determinar las cosas antes de haberlas llevado a términos ineludibles. Ahora se les viene ocurriendo.
Pero lo más genial es, como complemento de todo esto, echar el reloj para atrás y volver a la época de los pactos como hicieron De la Madrid y Salinas con los resultados ahora visibles: cataplasmas contra el dolor, pero de ninguna manera soluciones definitivas, como tampoco lo fue la supuesta reunión sobre la hacienda pública convocada por Vicente Fox, quien ahora sale en el extranjero con infalibles recetas cuya urgencia no debe ser tanta, pues él se pasó seis años preguntándose frente al espejo de su ineptitud: ¿y yo por qué?
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La noticia iba a llegar. Nada más estábamos en espera de le fecha. Anoche fue asesinado un alto funcionario en Nuevo León. En este caso, el secretario de Seguridad Pública de un municipio importante. General del Ejército mexicano, para más gravedad del asunto.
Información procedente de Monterrey decía cerca de las 20:00 horas:
“La noche de este miércoles fue acribillado el secretario de Seguridad Pública y Vialidad del municipio de García, Nuevo León, el general brigadier retirado Juan Arturo Esparza García, junto con sus cuatro escoltas.
“De acuerdo con información preliminar de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), el funcionario municipal, que apenas fue nombrado para ese puesto el 1 de noviembre, y sus escoltas se dirigían a la casa del alcalde Jaime Rodríguez, tras una llamada de auxilio ante la presencia de hombres armados”.
No se sabe si esta ejecución es una forma de responderle al alcalde de Garza García y su irregular proceder con base en atribuciones por encima de la legalidad de su cargo, como ha venido presumiendo en los días posteriores al asesinato en México del Negro Saldaña. Si así fuera, estamos en el principio de otra escalada violenta cuyos resultados hasta ahora nadie puede prever.
Pero en términos sencillos, hay lugar para la sospecha. Los amenazados de un municipio van y golpean en otro, quizá para desviar la atención y disimular sus venganzas y advertencias.
En este sentido, vale reproducir el correo de un indignado lector en torno de las columnas recientes de este redactor: se trata del señor Albert Martins (con respeto a su ortografía y puntuación):
“Sr. Cardona….. no es un problema de leyes….. en méxico hay demasiadas…… algunas obsoletas, otras incompletas, pocas bien estructuradas, pero… casi ninguna es respetada ni por la claque de politiquillos que nos desgobiernan, ni por las des autoridades de todos los niveles, colores y sabores, ni….. por un gran numero (quiza la mayoria!) de ciudadanos, que solo respetan las leyes, cuando les conviene (hay abundantes estudios que confirman lo anterior!)….. si la manifiesta ineptitud, ineficiencia, complicidad, corrupcion e impunidad de los gobernantes, policias, jueces y demas alimañas (aqui tambien caben algunos que se dicen periodistas, pero son meros peleles politicos…. este comentario por cierto, no se refiere a uested, a quien leo desde hace muchos años!), no pueden defender a los ciudadanos, tenemos todo el derecho de hacerlo nosotros y con cualquier medio….. ud. califica de fascistoide la postura del alcalde fernandez y yo de comunistoide la postura de los defensores de los criminales….. ya nos cansamos de ser secuestrados, asaltados, vejados, robados, vandalizados……. ya basta!!!………. es nuestro grito de guerra…… si va a arder troya, que valga la pena!!!!”
Quizá fuera también momento de pensar lo contrario, ¿no sería momento de impedir el incendio de Troya?
CNDH
Suena extraño. Ni siquiera Rosario Ibarra de Piedra se acordó de incluir en la terna de la presidencia de la CNDH a una mujer. El mito de la igualdad de género no fue tomado en cuenta por una comisión senatorial de Derechos Humanos presidida por ella.
