Instituto Electoral del Estado de México

A ver, ¿cómo te quitas ese temor tan recurrente en días recientes? ¿Cómo pasas por alto las imágenes cada vez más recurrentes de asaltantes con pasamontañas o al menos capuchones de ropa deportiva quienes con  pistola en mano van de coche  en  coche con el auxilio de los permanentes embotellamientos desvalijando automovilistas, estrellando cristales en el Periférico, el Viaducto o la eterna trampa del Puente de la Morena?

Pues no te quitas el temor, mejor aprendes a vivir y a convivir con el miedo, porque ya te dicen, no salgas, no vayas, no camiones ni al supermercado así sea aquí nomás cruzando el Periférico, porque en una de esas te ocurre como a ese conocido tuyo, el cineasta, León Serment cuya viuda, Adriana Rosique, en el implacable desconsuelo se quitó la vida harta de convivir con una tristeza insoportable.

“…Alrededor de las 22:20 horas del 27 de agosto, la víctima y su hijo se encontraban parados en la acera de la Cerrada de Alconedo, cuando fueron sorprendidos por dos hombres que los atacaron por la espalda, los tiraron al piso y les exigieron sus pertenencias.

“Al oponer resistencia al atraco, los delincuentes apuñalaron a la víctima en repetidas ocasiones…”

¿Te acuerdas, lo, leíste y más te sobresaltó por la cercanía de eso llamado en la eterna jerga policiaca, el “lugar de los hechos”; la proximidad.

Pero no es cosa de cercanías, porque por todas las calles se ubica el riesgo y la ciudad ya no es la excepción nacional, y los responsables de la Seguridad Publica se la pasan alzando multas con  cámaras fantasmales o pintando rayas para la circulación de las bicicletas en lugar de garantizar una seguridad desparecida desde los tiempos de Manuel Mondragón, el último gran jefe policiaco de esta ciudad.

Y la respuesta siempre son las estadísticas, pero cómo resultarían los números si se preguntara, ¿conoce a usted a una persona asaltada recientemente? Todo mundo pondría su ejemplo  o el del hermano o el de la hija o el de la vecina. Todos somos víctimas o amigos de alguna persona asaltada en el enorme atracadero de los atascos cotidianos.

Este columnista ha visto y padecido el caso demasiadas veces como para relatarlo. Autos robados, relojes varios, billeteras, credenciales. Ya no llorar es bueno.

El jefe de Gobierno, quien tiene bajo su mando la mayor fuerza unificada de policía del país, nos ha dado una explicación quizá atinada pero poco satisfactoria:

“El jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, atribuyó el asalto registrado ayer en Periférico a un «efecto cucaracha», derivado de operativos que se realizan en otras zonas de la ciudad.

«Lo que nos está sucediendo es que los lugares donde tradicionalmente teníamos eventos delictivos que tienen ahora cobertura, están obligando a que la gente de desplace entonces pues este efecto conocido en el mundo de la incidencia delictiva como el ‘efecto cucaracha’, nos obliga a nosotros también a rediseñar y a reubicar la presencia policiaca», dijo.

“En entrevista, en el Zócalo recordó que derivado de este tipo asaltos se implementó un operativo en la zona de Constituyentes, que contempló la instalación de torres tácticas.

«Eso es lo que ha generado que los mismos que operaban allá, se muevan a operar a otros lados, entonces nosotros tenemos también que movernos», indicó.

Sobre el asalto que se dio a conocer ayer lunes a través de redes sociales, el mandatario aseguró que ya se busca a las víctimas para que presenten su denuncia. «Vamos a detener a los que participaron en este evento que no tengan ninguna duda», sentenció”.

Pero si todo esto es asunto de cucarachas, pues ya perdimos la batalla. Esas son in mortales. Resisten hasta una explosión atómica. ¿Recuerda usted esto?:

“Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo.

“Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo.

“Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta destruido por el granizo, y la era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial.

“Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, sólo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos.

“La Creación habrá terminado.

“En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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