Instituto Electoral del Estado de México

Envalentonado y furioso, el líder de los pepenadores, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, acusado de promover una red de servidoras sexuales en el entorno de su cacicazgo en la presidencia del Partido Revolucionario Institucional desde la fantasmal potencia del Distrito Federal, y en beneficio de sí mismo, acude a la Procuraduría General de Justicia del DF para desde ahí desafiar y condenar a los medios difusores de sus abusos.

Se somete, dice al dictado de las instituciones de justicia. Mala cosa para quien confunde marrullería leguleya con justicia lisa y llana. Y en cuanto a los medios, debería preocuparse menos y cesar su queja por el escarnio al cual lo han enfrentado. Además de todo, ahora chilla.

“El ex dirigente del PRI en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre (Crónica) , se presentó ayer a la Procuraduría General de Justicia local, para ratificar su denuncia contra quien resulte responsable, por acusaciones en su contra respecto a una red de prostitución dentro del instituto político.

“El pasado 2 de abril el líder priista presentó su denuncia por

escrito, luego de que un medio de comunicación diera a conocer que el político contrataba a mujeres que eran incluidas en la nómina del partido, pero que ofrecían servicios sexuales a Gutiérrez de la Torre.

“Ayer el titular de la Procuraduría capitalina, Rodolfo Ríos Garza, dio cuenta del proceso que siguió el priista; “efectivamente me acaban de informar que el señor Cuauhtémoc Gutiérrez se presentó en forma voluntaria a efecto de ratificar el escrito que presentó y a declarar lo que tenía que declarar, indicó el abogado de la ciudad.

“Y agregó: ‘posterior a esto, en este mismo acto, le haremos del conocimiento de la denuncia que existe en su contra para que él declare lo que a su derecho y a sus intereses convenga’.

“Ríos Garza reiteró que la denuncia presentada por el político es de hechos, ‘derivado del reportaje donde es mencionado y él pide que se investigue y se esclarezcan estos hechos. Es la denuncia que el presenta y que tengo entendido vino a ratificar el día de hoy’.

“Respecto a la toma de declaración de trabajadores del PRI

capitalino, el abogado de la ciudad reconoció que hasta el momento no se puede dar a conocer si han dado su versión las personas que menciona el trabajo periodístico, o de alguna posible víctima”.

Las últimas líneas de la información contienen el meollo del asunto.

Si las víctimas no se consideran a sí mismas como tales y están dispuestas a dejar pasar el escándalo debidamente retribuidas por el conveniente silencio, nada podrá avanzar en materia judicial, así el procurador Rodolfo Ríos tuviera la intención de seguir adelante.

Pero hay otros elementos en juego. Y todos son de carácter político.

A partir de las crisis recurrentes de la izquierda en la ciudad de México, cuyos puntos culminantes son —con diferentes dimensiones, obviamente— la necesidad de la candidatura arrasadora a Miguel Ángel Mancera, un simpatizante, no tanto un militante tradicional, en todo caso, y el desprestigio de otro recién llegado hasta entonces a sus filas, Marcelo Ebrard, la hegemonía del grupo de René Bejarano y la insostenible mala fama a de la mayoría de los delegados atrabiliarios, corruptos e ineficientes, cuya gestión ha hecho estragos en la planeación de la ciudad y es causa del actual estado de desastre urbano, muchos creyeron en el “efecto Peña” como factor de resurrección para el Partido Revolucionario Institucional.

Hoy, con justicia o sin ella, el PRI del DF se encuentra en el peor de sus momentos. A su escasa fuerza se agrega en estos días la contundente tara de su desprestigio. Los hechos, así se quedaran en  la denuncia mediática, han sido suficientes para desplazar a su dirigencia. Mal para quien no tenía otra cosa. Ni organización ni militancia significativa. Puras derrotas y descuido, puro abandono.

ESPONTÁNEO

Miguel García Maldonado, un lector de esta columna a quien no tengo el gusto de conocer, pero cuyo interés agradezco, me envía esta colaboración espontánea en relación con los publicado aquí en días recientes sobre María Félix. Lo comparto con los demás.

“Mi padre Miguel García Martínez era ayudante de despachador en la gasolinera de Taxco que estaba a la salida de Iguala. Una tarde pasó por él mi tío Felipe Zamora, quien era chofer de William Spratling, el primer platero de Taxco en su tiempo. Lo invitó a entregar un juego de te con cafetera, tetera, samovar, azucarera, cremera cucharas y charola que don Agustín Lara acababa de comprarle a ‘La doña’.

“Los adquirentes estaban en la suite del hotel de La Borda. Mi padre aceptó mas por la curiosidad que por ayudarlo. Al llegar a la habitación y tocar la puerta abrió la propia María y mi padre empezó a temblar a tal grado que los objetos de platería que traía en sus manos tintinearon como campanas, ‘La doña’ soltó la carcajada y don Agustín la secundó. Descargó la charola mi padre en una mesa pero siguió con la temblorina. Las carcajadas continuaron hasta la despedida. Cuando me lo platicó mi papá sesenta años después todavía se le erizaban los vellos. Afirmó sin duda que nunca había visto una mujer tan bella”.

elcristalazouno@hotmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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