Instituto Electoral del Estado de México

La publicación de las encuestas cuyo resultado confirmó el triunfo en la ciudad (al menos en la selección interna del PRD), de Alejandra Barrales, programada inicialmente para hoy, nos coloca nuevamente frente al más frágil de los procedimientos y a fin de cuentas mecanismo favorito para seleccionar a quien ya estaba seleccionada.

Todo mundo sabía cómo este juego se jugó con los dados cargados. Tanto como para considerarlo como un éxito más en el catálogo de Ricardo Anaya.

Durante mucho tiempo se consideró decisiva la influencia de Miguel Ángel Mancera en la selección de quien fuera su secretaria de Educación, cargo del cual se retiró para hacerse de la presidencia del Partido, cuyas riendas dejó en manos de Manuel Granados, otro de los cuadros de confianza de Mancera, quien sin embargo nada logró para de la alianza frentista, la cual —a fin de cuentas— nada más consolidó a quienes presidían los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática.

La fórmula, ya anunciada desde tiempo atrás, funcionó a la perfección: Anaya candidato a la presidencia; Barrales al gobierno de la Ciudad de México.

Antes de la publicación de las encuestas, la sola fotografía de ayer con Anaya enchalecado de amarillo era suficiente para saber por dónde se resolverían las cosas. Ni Chertorivsky ni Armando Ahued son militantes de ese partido.

En medio de ese conjunto de hechos, políticos, la encuesta o las encuestas resultaban tan innecesarias como el cinturón de castidad para un ángel. Las encuestas, aplicadas como mecanismo infalible, son tan engañosas como la estadística misma. Y eso se aplica también a la democracia.

No en balde el talento de Jorge Luis Borges nos lo hizo saber con amargas gotas de escepticismo crítico: la democracia no es sino una extravagante forma de la estadística.

Las encuestas sustituyen a otro tipo de auscultación. Y si auscultar significa escuchar, la voz de la estadística es el método hasta ahora elegido, lo cual no significa ni su majestad ni su imperio.

La estadística y sus aplicaciones han sustituido la humana tendencia de consultar los astros o las tripas de los animales abiertos en canal; los augurios de profetas y Casandras ya no tiene sentido como remedio a la angustiosa curiosidad por el futuro, ni nadie podrá buscar oráculos más allá de las sabias mediciones de Buendía y Laredo o de Roy Campos o cualquiera de ellos, se llame Covarrubias o Beltrán.

Pero mientras esas suceden con su inevitable cargada, una medición del comportamiento de las intenciones preelectorales en las precampañas presidenciales sacude por lo menos al cuartel, priista con la noticia de una tendencia a la baja del doctor Meade.

La encuesta elaborada para El Economista, fue divulgada así ayer al mediodía:

“El diario El Economista publicó este martes una encuesta rumbo a la elección presidencial del próximo 1 de julio, donde aparece en primer lugar el precandidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”, Andrés Manuel López Obrador, seguido por el precandidato de la coalición Por México al Frente, Ricardo Anaya.

“El ejercicio, realizado por Consulta Mitofsky, le da 23.6 por ciento de las preferencias electorales al precandidato de la alianza Morena-PT-PES, por 20.4 del panista, quien iría a la contienda junto con PRD y MC.

“En tercer lugar, aparece el precandidato de la coalición Todos por México (PRI-PVEM-Panal), José Antonio Meade, con una intención de voto de 18.2 por ciento.

“De acuerdo con la encuesta, todos los aspirantes independientes suman 10 por ciento. Llama la atención que 27.8 por ciento de los entrevistados aparecen bajo el rubro “no declara”, una cantidad mayor a la del candidato puntero”.

LEA

Perseguido por los rumores de las consecuencias de enero y febrero, Luis Echeverría Álvarez ha llegado a la edad de los 96 años.

El día seis de este mes Benito Echeverría, con quien esta columna había pactado una visita de principio de año al expresidente para el domingo siete, mandó este mensaje sabatino:

“LEA está muy cansado. Ya nada hoy… dice que mañana sólo quiere descansar. Cancela comida con tres nietos. Lo siento mucho”.

Días después Echeverría fue internado con una afección pulmonar cuya peligrosidad quiso ser evitada en las óptimas condiciones de cuidados hospitalarios.

Así llegó la fecha de su aniversario, la cual estuvo precedida por los falsos rumores de su deceso, propalados irresponsablemente por las perniciosas redes sociales cuya potencia ha convertido los antiguos “borregos”, en mentiras voladoras con fulgurante velocidad instantánea.

Como sea, Echeverría es el más longevo entre quienes han ocupado la presidencia de México en cualquier etapa de la historia.

AHUED

Si Alejandra Barrales llegara a ganar la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, después de haber perdido la nominación contra el doctor Mancera, Armando Ahued repetiría en la Secretaría de Salud.

Durante años estuvo calificado como el mejor de los funcionarios del gobierno actual.

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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