Instituto Electoral del Estado de México

Para lo que alcanza la dignidad policial en la corporación de Rosa Icela

El Presidente decidió que la Guardia Nacional quede bajo la tutela de Rosa Icela, la comisionada nacional de seguridad. La funcionaria, cercanísima a AMLO, recibe a ésta, la mayor fuerza policiaco-militar, después de un serio traspié en la única corporación que manejaba, Protección Federal, destinada al resguardo de instalaciones.

Por orden del Presidente, Protección Federal fue desplegado en todo el país para cuidar los bancos del bienestar, pero se hizo sin viáticos y sin la mínima planeación. Los elementos no sabían a donde iban a llegar, dormir o comer, cuestiones básicas de cualquier despliegue policial. El caso, descubierto por el Cristalazo, ya llegó a la televisión nacional, específicamente a Imagen, en el espacio de Pascal Beltrán del Río y Lourdes Mendoza.

El despliegue ya va para 25 días y hay elementos durmiendo en condiciones deplorables, comiendo de “apoyos” (prácticamente limosnas) que les dan los empleados de las sucursales bancarias. Muchos otros decidieron renunciar, lo que significa desperdiciar los 3 a 6 meses de capacitación intensiva que recibieron en la academia de la institución.

En el centro del problema está la Jefa Claudia Ivette Martinez Jarquín, condecorada numerosas veces por su gestión en Protección federal, esta vez se encontró con el hecho de que los recursos no bajan hasta el elemento. De acuerdo a fuentes cercanas a esta jefa policiaca, ella sí bajó los recursos a las diferentes zonas de operación, pero resulta que esta no se trasmite a la tarjeta de los policías. Cada elemento en operativo lejos de casa debería recibir 923 pesos diarios. Uno de estos policías gana unos 5 mil 500 pesos a la quincena, lo que hace difícil que rente, coma y pague transporte en un punto lejano a su hogar al mismo tiempo que mantiene a su familia. Al menos eso lo pauperiza, lo deja en la pobreza.

El asunto, de acuerdo a investigación de quien esto escribe, está impactando gravemente a la corporación, hay una moral baja, sensación de que los mandos inmediatos (responsables de bajar el dinero a las tarjetas bancarias de los elementos) están tranzándolos y de que se trabaja, a fin de cuentas, sin ningún apoyo de la institución. Este es el peor panorama interno de cualquier corporación policial.

“Si te hago cuentas de lo que invertimos en ti, me sales debiendo”, es la respuesta que recibió un elemento que pidió a su mando interceder por la ausencia de viáticos. La moral se cae…