Instituto Electoral del Estado de México

Tras la divulgación de los muy rentables anhelos empresariales de la diputada Purificación Carpinteyro no se sabe cuál de los dos extremos ha sido peor: si las torpes y casi lacrimógenas defensas de sus amigos en la radio y la prensa comprometidas  (al menos con  su amistad y afecto) o la capacidad nacional para desbaratar el árbol caído.

Y una vez más la generalizada situación colectiva: estamos todos indefensos ante el espionaje. No es legal, pero es eficaz y se hace público uso de él como si lo fuera. La diputada Carpinteyro lo ha perdido todo. O quizá no todo, nada más la credibilidad.

“La diputada perredista Purificación Carpinteyro (El financiero) descartó que exista un conflicto de interés en su trabajo legislativo referente a las leyes secundarias en materia de telecomunicaciones, pues el negocio al que hace alusión una grabación difundida ayer en redes sociales no existe”.

Y de paso algo se ha probado: la adopción de figuras sin consistencia política por parte de los partidos, crea la peligrosa combinación entre el oportunismo (en este caso del PRD) y el fácil acomodo donde haya cobija, ya sea en los medios o el Poder Legislativo al amparo acomodaticio  y termina negando la probando la inconveniencia coyuntural.

Colección de torpezas ha sido esta además de la insolencia del negocio planeado desde San Lázaro. A partir de hoy la maquinación dja de existir. El negocio no está hecho, le importa a  “Puri”. Le faltaron dos con sal.

Y quizá hasta grotesca  la invocación de inocencia de quien dibuja su futuro económico con el milagro de la lotería y se cubre con el ala del solitario combate al monopolio (¿no caería en esa definición el vendedor de la “banda ancha”?) y el aferramiento frustrado y efímero a un cargo en las comisiones legislativas cuya naturaleza se ha traicionado.

Hoy el hierro del espionaje cae sobre la cabeza de quien ayudó a defenestrar a Luis Téllez cuando era secretario de Comunicaciones y Transportes. Hoy Téllez está internado en el hospital víctima de un agudo ataque de hilaridad. Se está muriendo de risa.

Pero por encima de las bromas queda una reflexión importante: ¿hasta dónde la plena admisión de una conducta inapropiada (si bien no delictiva) logra inocencia plena? Trasladar los pecados a pecadores de similar categoría no es valor cívico, en “valor” cínico.

Hoy el Partido de la Revolución Democrática sufre las consecuencias de su oportunismo y Purificación la imposible labor implícita en su sacro nombre. A partir de hoy es integrante distinguida del club de los incendiarios; bonzos de la política, peces muertos por su propia boca así los locutores del estertor agónico la acompañen con el sahumerio de su dolor.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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