Instituto Electoral del Estado de México

Gritan felices los opositores: han recibido el mejor regalo imaginable en un año electoral y a la vez preelectoral: el gobierno se ve forzado (nadie lo hace sólo por joder) a subir los precios de los combustibles y desatar con ello una escalada inflacionaria, lo admita o no. También una ola de inconformidad real y otra estimulada y ficticia.

Obviamente el impacto económico será controlado artificial o artificiosamente por el Banco Central, y el control de la inflación frenará, como ha venido ocurriendo, el crecimiento general de la economía. Ahora se entiende mejor la razón del viaje sin pronto retorno de Agustín Carstens a la Suiza de dulces chocolates.

Pero la explicación  “carstensiana”: renuncio, luego existo, no es lo peor de todo este rollazo.

Resulta imposible, por otra parte, no pensar en los muchos elementos de este huracán perfecto: un gobierno a la baja en su apreciación general, acusaciones sin fin por violación de Derechos Humanos (justificadas o no) y corrupción; merma en el crecimiento, alza desmesurada del precio del dólar y elevación en los precios de los combustibles tras una cacareada y sobrevaluada Reforma Energética.

El zapato aprieta por todas partes. Y aun quienes aprobaron la ahora maldita reforma, como el PRD, por ejemplo, chillan por sus consecuencias. ¿No firmaron el Pacto también ellos?

Pero ahora es conveniente ofrecer una actitud contestaria, de gran defensa popular y llamar a las armas de la protesta social, a la toma de gasolineras, como si todos fuéramos Pánfilo Nateras en Zacatecas. ¡A la carga, mis valientes, dice la comandante Alejandra Barrales!

Pero ñoñeces o no, los opositores tiene como función primordial oponerse, pues sin ello no hallarían sitio en el espectro político. Por eso anuncian movilizaciones infecundas, pero estridentes.

Sonoras o no las manifestaciones lograrán su cometido: ofrecer el rostro de un país indignado contra el gobierno por razones económicas, cuyo efecto doloroso es el peor de todos, pues ya se sabe, la parte más sensible del cuerpo humano es la cartera, no la patada donde los varones piensan y temen.

Veamos más: “El diputado perredista, Alejandro Ojeda Anguiano advirtió que se está utilizando un simulado desabasto de gasolina para justificar el aumento de precio (y)… el PRD no descarta convocar a la movilización para frenar la depredación de la economía de la mayoría de los mexicanos, a través de las alzas indiscriminadas de las gasolinas y, lo que es peor, el desabasto que de manera ficticia se está dando de los combustibles”.

Pero imaginemos la dimensión del otro elemento en este polinomio: el robo en los ductos.

Parecería ahora triste como nunca, no es posible evitar las ordeñas y con ellas el daño patrimonial a Pemex y a los consumidores. Y frente a eso los opositores sólo anuncian movilizaciones, movilizaciones.

Pero mejor es algo: ya mostraron hasta dónde pueden llegar. Hasta ninguna parte. Eso es un grito en tapanco del enano.

“Por otro lado, el presidente de la Cámara, Javier Bolaños, urgió a diversas autoridades, sobre todo a Petróleos Mexicanos (Pemex), a emprender acciones inmediatas y contundentes para mitigar el desabasto de combustible en la zona del Bajío mexicano (EoL)”.

El robo es inaceptable por cuanto hace contra el abasto oportuno y la distribución correcta; pero el margallate ya no tiene solución. Estamos entrampados y en Suiza no cabemos todos.

AÑO NUEVO

No conoció la luz esta columna en el primer día del año ahora incipiente. Hoy se dedicará a mandarle a usted abrazos por ser lector asiduo de CRONICA y favorecer a esta columna con su atención.

Gracias por eso y ojalá todo este año podamos compartir con usted el comentario de las noticias, algunos pasajes de la vida política, algunas historias.

Los periodistas no vivimos de escribir, vivimos sólo si alguien nos lee (no le). No pedimos aplausos, pero los agradecemos. Mucho menos solicitamos mentadas de madre pero cuando las hay las escuchamos con el impávido estoicismo  de quien oye las campanas cuando llaman a misa.

Aquí valga una breve historia. El torero Luis Castro, “El soldado”, hombre recio y genial, tuvo al volanteun insignificante percance de tránsito. Un joven automovilista lo cubrió de insultos e improperios.

–Luis, ese cabrón te la mentó, te insultó, siquiera dile algo.

— ¡Ay!; hermano, en la plaza me la mentaban de 30 mil pa´rriba, ¡Le voy a hacer caso a una pinche mentadita?

Feliz año a todos. Gracias.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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