Instituto Electoral del Estado de México

Gasolina

El primero y más notorio efecto de la crisis en México (hasta ahora) ha sido el estímulo industrial a la fabricación inmediata de planes para abatirla. Grandes o pequeños, con platillos y tambores o simplemente mediante boletines de prensa, conferencias de medios, mensajes por la televisión nacional, pero aquí cada quien tiene su vida y su plan.

El más importante de todos ellos, cuya elaboración de fin de año abate (o por lo menos desplaza) al anterior (octubre de 2008) fue presentado ayer por el presidente de la República, don Felipe Calderón, e implica sobre todas las cosas la oferta de congelar los precios de la energía y particularmente terminar con los “gasolinazos”, esa perversa fórmula paulatina e inclemente de generar inflación gracias al aumento progresivo en el pago (fiscal) de los combustibles.

La estrategia presentada a fines del año pasado tenía como finalidad “defender el ingreso y el empleo de las familias mexicanas, en especial de los que menos tienen”, según dijo el jefe del Ejecutivo, y constaba de cinco puntos fundamentales. Ejes, les llaman ahora.

“Ampliar el gasto público en infraestructura para poder estimular el crecimiento, cambiar las reglas en el ejercicio del gasto por parte del sector público para poder agilizar su ejercicio, construir una nueva refinería en el país, un programa extraordinario de apoyo a las Pymes y crear un programa de regulación arancelaria para hacer más competitivo el aparato productivo nacional”.

Los objetivos eran “adaptar las finanzas públicas a la nueva realidad económica; mitigar los efectos negativos de la crisis financiera y la consecuente desaceleración económica global y estimular el crecimiento económico y el empleo con instrumentos y políticas, que hoy son (eran) posibles gracias a las fortalezas de las finanzas públicas mexicanas”.

El programa presentado ayer tiene los mismos fines y pretende 25 medidas concretas, englobadas también sobre cinco ejes: apoyo al empleo y a los trabajadores, a la economía familiar, a la competitividad y las Pymes, inversión en infraestructura para incentivar la competitividad y el empleo y la promoción de un gasto público más transparente y eficiente.

A fin de cuentas lo mismo. Lo único diferente ha sido el cese del alza a la gasolina, lo cual aunado a la devaluación no hizo sino agravar los fenómenos financieros de importación y sus consecuencias.

Sin embargo, este segundo plan, presentado como “acuerdo” (Acuerdo Nacional en Favor de la Defensa de la Economía Familiar y el Empleo), un día después de la llegada de los Reyes Magos, obliga a pensar por lógica en el desplazamiento del primero. Y si hubiera pronto un tercero, entonces podríamos suponer la inoperancia de los dos anteriores y así en una escala infinita de planes complementarios de los acuerdos previos.

Dicho de otro modo, el anterior proyecto de salvación duró menos de tres meses, en un año cuyo más preocupante rasgo fue el desvanecimiento de 250 mil puestos de trabajo.

En aquella ocasión (9 de octubre) nos dijo así el Presidente:

“…Dentro de lo grave de esta situación, también hay que decir que los mexicanos, a lo largo de estos años, hemos hecho nuestra tarea con muchos sacrificios de los trabajadores, de las amas de casa, de las empresas, del gobierno mismo, pero hoy tenemos unas finanzas públicas sanas, fuertes. Sin ellas, hace apenas unos años esta crisis internacional hubiera acabado con nuestra economía.

“Afortunadamente esto no es así… A diferencia del pasado, en donde no quedaba más remedio que reducir el gasto y pedirles más sacrificios a los mexicanos, hoy el gobierno federal tiene un margen de maniobra importante para hacerle frente al problema y evitar que la crisis internacional paralice nuestra economía y provoque despidos masivos… Tendremos problemas, sí, pero tenemos la voluntad y sobre todo los recursos para enfrentarlos y superarlos. Pasaremos momentos difíciles, pero puedo asegurarles que saldremos adelante”.

Ayer nos dijo:

“Con miras a este 2009 que (se) ha iniciado, en octubre pasado el Ejecutivo a mi cargo propuso el Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo, lo que motivó y permitió un acuerdo fundamental en la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, que aprobó para este ejercicio presupuestal el mayor Presupuesto de Egresos de la Federación en las últimas décadas, fundamentalmente destinado en el rubro de inversión.

“Sin embargo, de entonces a la fecha la crisis internacional se ha profundizado de manera significativa; por eso, para superar con mayor rapidez los efectos de esta situación económica adversa y proteger el empleo y la economía familiar de los mexicanos, sobre todo de quienes menos tienen, el Poder Ejecutivo federal, los titulares de los poderes Ejecutivos de las entidades federativas, el Poder Legislativo federal, así como las organizaciones sociales, empresariales y obreras del país celebramos un acuerdo de carácter nacional que incluye una amplia participación y compromiso de todos los actores”.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta